La diócesis de Colonia, afectada también por la plaga de los abusos, pero también por la en tantas ocasiones incomprensible gestión pastoral de su obispo, el cardenal Rainer Maria Woelki, encabeza la lista de quienes apostatan. Y ahora, el presidente del Episcopado germano, George Bätzing, le echa en cara que, por su culpa, la salida de fieles está afectando también al resto de diócesis. “Se van por Colonia”, ha señalado el obispo de Limburg
"Colonia no sólo está a la cabeza en cuanto a abandonar la Iglesia, sino que ahora la gente [se va] en todo el país”, señala Bätzing sin que se perciba en esa declaración ningún ánimo de corrección fraterna
En realidad, Woelki es una especie de obispo ‘apestado’ al que incluso, hace un año, en un encuentro de monaguillos, buena parte de ellos le dieron la espalda en señal de protesta cuando el purpurado hizo su entrada en el templo en donde iba a presidir una eucaristía.