Acaba de realizarse en Ibagué, del 8 al 10 de este marzo, el noveno congreso Aguapanelazo América. Jóvenes de 11 ciudades de Colombia y también de Buenos Aires, Argentina, reunidos para celebrar 10 años de misión al lado de las personas que habitan las calles, para contarse las experiencias y tomar nuevo impulso.
La palabra que han escogido como nombre para su movimiento, “Aguapanelazo”, explica este modo de ser Iglesia; no es simple aguapanela que se reparte, es vida (agua) es Jesús (pan de vida) es lazo (comunión, conexión).
“Siempre lo hemos tenido claro, que nosotros con una aguapanela y un pan no le vamos a quitar el hambre a nadie… no es algo que va a solucionar la vida…que va a sacar las gentes de la calle…no es nuestra búsqueda… nuestra búsqueda es que esos habitantes de calle se sientan personas, importantes, que no importa la condición que tengan, pero que prevalece su humanidad…la aguapanela y el pan es un presente para llegar a la casa de ellos” (Leidy Paredes)
Los jóvenes reparten el pan en las calles y están convencidos de que, como decía también una participante, “un pan entero es pecado”, que hay que partirlo y que sólo así se vuelve gracia.