La renuncia al pontificado del papa Ratzinger, pronunciada en perfecto latín, quedaría sin duda como el más trascendental gesto en la historia de su pontificado
No era normal que todo un director de L’Osservatore Romano, órgano de la Santa Sede, hablara de un “papa rodeado de lobos”
El miedo será uno de los más terribles recuerdos del joven Ratzinger, cuyo uniforme no le protege del terror de la guerra
Dos caracteres opuestos, Küng más intuitivo, Ratzinger más cerebral, se enfrentan también en su concepción de la reforma, que Küng pretendía más valiente y decidida
La fe, según Ratzinger, se centra en un salto radical por su referencia a lo Otro
En un momento dado se distancia formalmente del gran teólogo Karl Rahner, presenta sus reservas a una teología ecuménica y da los primeros pasos hacia una cierta involución respecto al Concilio
Juan Pablo II, conservador en la doctrina, se echa en sus brazos. Comparte con él la tesis de que el mundo moderno ha divinizado la libertad del yo y que estamos bajo el imperio del relativismo.
Ya papa, aunque intentó ser de todos, se mostró condescendiente con los seguidores, hoy cismáticos, del ultraconservador Lefebvre, a los que permitió la misa en latín y les levantó la excomunión; uno de los cuales, el obispo Williamson, negaba incluso el Holocausto. Intervino de alguna manera en los desórdenes del Banco Vaticano, emprendiendo la reforma financiera que Francisco retomó
Otro punto controvertido es si Benedicto XV SIEMPRE ha permanecido realmente “oculto al mundo” en su retiro en el monasterio vaticano
El difunto papa ha sido un hombre de Dios, pero al mismo tiempo frágil, sensible y acosado por lobos, hasta tener la rara honestidad de reconocerlo y saber renunciar
Este artículo ha sido publicado en EL ESPAÑOL