A San José le llama “el hombre de los sueños, con los pies en la tierra”. Del sueño, el Papa decía que es un lugar “privilegiado” para buscar la verdad, porque allí no nos defendemos de la verdad
No perder la capacidad de soñar. Porque, como dice Galeano, “el derecho de soñar no figura entre los treinta derechos humanos que las Naciones Unidas proclamaron a fines de 1948. Pero si no fuera por él, y por las aguas que da de beber, los demás derechos se morirían de sed”
Esta invitación a la fecundidad la he recogido en este día de mi santo en la intimidad de mi encuentro con el Señor, en la parte oculta de mi vida. Y en la parte más pública, como esta donde ahora escribo
Estos días de tantos personalismos agresivos y polarizaciones que enfrentan y de tantas exposiciones fatuas de muchas gente, se trata de ir a lo sencillo. Es decir, ir a lo esencial