Nacida en Zaragoza y "muy ciudadana del mundo", esta teóloga laica fue nombrada como parte de la Comisión Metodológica del Sínodo de los Obispos el pasado julio
Aceptó por responsabilidad. "Nos estamos jugando realmente el futuro de la Iglesia y su credibilidad a corto plazo. Nuestra responsabilidad está ahí y no podemos ver y cerrar los ojos"
"Aquí, en España, algunas personas decimos que vamos a encontrar muchos palos en la rueda de la bicicleta. En efecto, el camino sinodal no va a ser fácil y rápido. La cuestión es integrar a la mayoría de las personas"
"Ir tensando la cuerda es una cuestión en la que las mujeres tenemos una cierta práctica, sobre todo las teólogas en la Iglesia, porque en principio, o por principio mejor dicho, no somos escuchadas y cuando lo somos, se nos cuestiona", afirma
"En la Iglesia clerical que heredamos las mujeres, nuestra voz va a ser esencial para acabar con ese clericalismo. Creo que sí podemos tener influencia, pero no va a ser fácil. Aunque es un reto apasionante y nuestra voz se va a escuchar"
"Considero que hay una Iglesia en Europa que pasa inadvertida porque tiene más bajo el perfil mediático pero que es muchísimo más participativa a nivel laical. Es la iglesia de Francia. La iglesia francesa es cien mil veces más sinodal que la alemana y no ha levantado la voz"
"Ahora, los obispos norteamericanos representan un problema mucho más profundo y más serio a nivel teológico que los alemanes. Pero muchísimo más. Una Iglesia que se apoya en ideologías y lobbys económicos e ideológicos es una Iglesia que ha perdido el rumbo absolutamente"
"La última revisión del CDC data de 1983. Si las normas no se cambian a la vez, el camino sinodal no habrá servido de nada, será un ejercicio de buenas palabras, de buenos deseos, de lo que quieras, pero acabaremos en un buenismo que de nada servirá"
"O nos tomamos la sinodalidad en serio y aprendemos a ser Iglesia de otra manera o seremos responsables ante generaciones futuras de no haber sido capaces de ayudar a la Iglesia a descentrarse de sí misma, para poner en su centro a Dios y su Palabra. Lo que acabaría automáticamente con todas las formas de periferia y clericalismo"