Si la muerte no existiera la vida sería infinitamente aburrida, sin aventura ni misterio, una repetición cacofónica de experiencias hasta la saciedad más truculenta y estúpida.
El neocolonialismo destruye el medioambiente y condena a quienes lo habitan
En términos político-sociológicos y en términos pastorales de evangelio, los pueblos indios, sentidos realmente, asumidos de verdad a partir de una auténtica encarnación, por un lado, ofrecen una alternativa nueva a nuestra sociedad capitalista de consumo; y, por otro lado, nos fuerzan a descubrir el Evangelio en su simplicidad.
Algunos neurocientíficos lo han llamado «el punto Dios del cerebro», ya que han constatado que cuando el ser humano se interroga por el sentido de la Vida y piensa en la Realidad última, se produce una aceleración descomunal de las neuronas del lóbulo frontal.
El Espíritu es la capacidad de discernir en las partes el Todo y en el Todo las partes
El ser humano, gracias a la Inteligencia Espiritual (IES), no está encerrado y limitado a su propia realidad. Está abierto al otro, al mundo y al Infinito
Gracias a la (IES) obtiene una cosmovisión, una lectura del mundo, una interpretación del curso de la historia, una visión de conjunto
El I Ching es a la vez un libro puramente sapiencial, y un libro de práctica adivinatoria.
Confucio decía: «Si me fuera posible prolongar mi vida unos años, pediría cincuenta más para poder estudiar el I Ching y librarme así de mis muchos errores».
El I Ching nos hace partícipes y responsables de la evolución de nuestro destino, nos da plena libertad en el desarrollo de los acontecimientos y, cuando responde a nuestras preguntas, simplemente nos habla del modo de actuar que sería el más aconsejable y conveniente para nosotros en la situación en la que nos encontramos.
El Yin, asociado a lo femenino, la oscuridad, la pasividad y la tierra; y el Yang, vinculado a lo masculino, la luz, lo activo y el cielo.
Nada existe en estado puro ni tampoco en absoluta quietud, sino en una continua transformación.
El lado Ying correspondería al emisferio derecho, nuestro lado femenino, que es el lugar donde llegan las emociones, los sentimientos. Sede de la Inteligencia Emocional (IE).
El lado Yang, sería el emisferio izquierdo, nuestro lado racional, lógico, donde rigen las ideas. Sede de la Inteligencia Racional (IR)
Decir familia es, en términos analógicos, hablar de Dios, que no es un solitario, sino familia, comunidad
Si no hay amor entre todos sus miembros, y, decir amor es decir “diálogo”, “comunicación”, no hay familia
Trabajar en el desarrollo de los propios dones es la vocación, que no se nos da para nosotros mismos, sino en función de los demás
En cualquier orden económico en el que predomine la dinámica del capital por encima de la dinámica del trabajo, este orden es injusto, este orden configura todo un pecado estructural que genera todo el resto de pecados
"La vida de Nazaret no es otra cosa que estar con. Nazaret nos enseña a no tener una experiencia de Dios intimista, sino íntima, y a la vez o comunitaria, compartida con quienes creen o no en Dios, pura misericordia, que no guarda las distancias". (Aurelio Sanz Baeza)
"Una verdadera «caridad samaritana», una auténtica diaconía eclesial, no se contenta con curar las heridas y ocuparse del que sufre, sino que se compromete a impedir a los bandidos viejos y nuevos continuar haciendo lo que hacen impunemente. Pero también debe llamar la atención de las excesivas «personas distraídas» sobre el dolor que se cruza a diario en su camino". (Papa Francisco, Audiencia general del 27 de abril 2016)
El desierto nos fascina. Es el lugar por excelencia del despojo supremo. Es un lugar necesario para la construcción de la propia persona, espacio de purificación y de abandono, lugar de las pruebas.
Hay que pasar por el desierto, que también puede ser geográfico, pero especialmente es interior, hay que recogerse, hay que hacer silencio, para tomar conciencia de la Presencia Amorosa de Dios que nos llama y que nos da una vocación, una misión, para vivirla en nuestro propio Nazaret. En definitiva se trata de un encuentro con nuestro Maestro interior, el Espíritu de Jesús Resucitado.
Todos llevamos dentro un monje. Todos llevamos en las capas más profundas de nuestro ser una llamada a la soledad, al silencio, a la contemplación de las criaturas y al trato con el Creador con un corazón indiviso
“Tras conocer las “poblaciones callampa” durante su paso estudiantil y pese a la resistencia de sus padres, abandona la carrera de arquitectura en la PUC para seguir su vocación religiosa. Una vez sacerdote, es enviado a Europa obteniendo el grado de Doctor en Teología Moral”,
“Su sensibilidad social y su sintonía con la izquierda lo hacía blanco de críticas en la Iglesia. De hecho, hubo un proyecto para suspenderlo por su simpatía con el marxismo, acción que fue evitada por el monseñor Carlos Oviedo Cavada. Se vivían los tiempos de la UP”
“En el ’74 fue capturado mientras trabajaba y conducido a Villa Grimaldi y Tres Álamos, episodio que recordaría como la peor de las siete detenciones a que fue sometido. “A todos quienes no creen en que se torturaba puedo decirles que las atrocidades fueron terribles“
La dimensión espiritual religiosa o Inteligencia Espiritual , forma parte del ser de la persona y tiene la función de iluminar a las demás inteligencias (Inteligencia Racional e Inteligencia Emocional)
La Inteligencia espiritual proporciona el sentido y la orientación de la vida ante la angustia existencial que produce la muerte, lo efímero de nuestra existencia y la fragilidad de nuestra vida.
Esta fotografía es de los últimos años de Foucauld entre 1914 y 1916
Charles de Foucauld a los cincuenta y seis años, parece una persona mayor. Su salud era bastante pobre, según el diagnóstico del Dr. Vermale, quien lo tratará contra el escorbuto
Hay que salir de nosotros e ir al encuentro del otro. No solo somos dependientes unos de otros, sino también que ninguno de nosotros tiene todos los dones.
La mansedumbre es incompatible con los métodos violentos de la acción, ya sea física o psicológica, pues no impone nunca al otro el propio modo de vivir.
Hay algo de sagrado en la hospitalidad y en sentarse a la mesa amigablemente, pues hace que se desplomen las barreras y nos abramos a la comunicación.
Hay que aprender a escuchar atentamente “con el oído del corazón” y respetar a las personas, pues cada una de estas es un misterio que nunca puede ser plenamente comprendido.