“¿Tendría sentido que 5.500 hombres decidieran sobre asuntos relativos al futuro, mientras que a las mujeres sólo se les permite participar con carácter consultivo?”, se pregunta con ironía ácida
En lugar de un poder jurídico que se presenta como incuestionable, propone que la Iglesia adquiera una “autoridad epistémica” capaz de reconocer su propia falibilidad
El teólogo ve en la sinodalidad precisamente “un intento de superar este impasse”
La “fascinación de Jesús”, insiste, reside precisamente en que “es un individuo fracasado y no uno de aquellos que mueren viejos y cansados de la vida en la cama”