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Carta abierta a monseñor Argüello

DENTRO DE MÍ 1

DENTRO DE MÍ 1

En el mismísimo centro de nuestro ser

Iniciamos hoy el camino de la Meditación y la Oración, no por Catedrales o Ermitas, ni siquiera por la Naturaleza, la Música o los Tratados Místicos. Por algo más próximo, más a la mano, más al corazón: iniciamos el camino de la Oración por nuestra propia casa, nuestra propia capilla personal, habitada por Dios que nos espera, presente allí, en el mismísimo centro de nuestro ser. Orar o Meditar es algo natural que, si consigo silencio fuera y “dentro de mí”, no sólo no me iré a aburrir sino que alcanzaré paz, alegría, esperanza, armonía, pasión, fraternidad...

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LA ORACIÓN ES ALGO NATURAL. Será mejor escuchar la recomendación del místico poeta Ernesto Cardenal:“La oración es algo natural en el hombre, como hablar, o suspirar, o mirar, o como el latir del corazón enamorado; y en realidad es una queja y un suspiro y una mirada y un latido enamorado. Es algo natural en el hombre y es un instinto, pero el hombre con su naturaleza caída tiene que aprenderlo de nuevo, porque es un instinto olvidado.” Señala Carmen Conde una sencilla fórmula de cita con el Invisible: “Si se apoyan las manos en el pecho y se respira hondo, se encuentra a Dios.” Efectivamente, Dios es pulmón que nos hace respirar en el Amor...

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AL IR A MEDITAR, ENTRA EN TU APOSENTO. Si Dios es fecundidad de Agua, también es Luz, Calor, Alegría, riqueza de Sol sobre los campos del alma... Cerramos esta introducción con la invitación que nos hace Jesús a dedicar un tiempo a la Oración, pero sin farisea trompetería sino en el silencio y la intimidad, a solas con Dios: “Tú, cuando vayas a rezar, entra en tu aposento; y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará” (Mt 6,6).

CONTIGO SOY ALGUIEN…

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A la vanguardia de la Poesía Social de los años 50, Gabriel Celaya, en “A solas soy alguien”, ensaya versos humanistas más personalizados: “A solas soy alguien. / En la calle, nadie.” Es muy interesante la propuesta inicial, “Le hablo a Dios...”, y la sorpresa de un Dios mudo: “Responde, / cóncavo, el silencio.” Podría facilitar la oración de un creyente sustituir “A solas soy alguien...” por “Contigo, soy alguien...”, dirigiéndose al Señor, presente en su alma.

A SOLAS SOY ALGUIEN

A solas, soy alguien.

En la calle, nadie.

A solas, medito,

siento que me crezco.

Le hablo a Dios. Responde,

cóncavo, el silencio.

Pero existe siempre,

firme frente al hueco,

este su seguro

servidor sin miedo.

A solas, soy alguien,

valgo lo que valgo.

En la calle, nadie

vale lo que vale.

En la calle reinan

timbres, truenos, trenes

de anuncios y focos,

de absurdos peleles.

Pasan gabardinas,

pasan hombres “N”.

Todos son como uno,

pobres diablos. Gente.

En la calle, nadie

vale lo que vale,

pero a solas, todos

resultamos alguien.

A solas, existo;

a solas parezco

rico de secretos.

En la calle, todos

me hacen más pequeño

y al sumarme a ellos,

la suma da cero.

A solas, soy alguien,

valgo lo que valgo.

En la calle nadie

vale lo que vale.

A solas, soy alguien,

entiendo a los otros.

Lo que existe fuera,

dentro de mí doblo.

En la calle, todos

nos sentimos solos,

nos sentimos nadie,

nos sentimos locos.

A solas, soy alguien.

En la calle, nadie.

APOYANDO LA MANO SOBRE EL PECHO

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Sugerencia: expresando corporalmente el poema de Kahlil Gibran"El astrónomo", podría escenificarse un movimiento gestáltico, al estilo de las dos sillas, dramatizando el mediador, de pie, la vivencia de contemplar el cielo físico iluminado en la noche por millones de estrellas. En un segundo momento, se identifica con el ciego que, sentado, acaricia en el pecho el mágico universo de su vida interior. Agradece, adora, pide, se entrega...

EL ASTRÓNOMO

A la sombra del templo

mi amigo y yo

vimos a un ciego, sentado aparte.

Y mi amigo dijo:

–Mira al hombre más sabio del mundo.

Me acerqué al ciego,

lo saludé.

Y empezamos a hablar.

Un poco después dije:

–Perdona una pregunta:

¿desde cuándo estás ciego?

–Desde que nací, contestó.

Dije yo: –¿Y qué rama de la sabiduría cultivas?

Dijo: –Soy astrónomo.

Y apoyando la mano sobre el pecho

exclamó: –Escudriño estos soles,

y lunas,

y estrellas.

DIOS ESTÁ EN LA HABITACIÓN DEL POETA

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Sugerencia: leyendo detenidamente el poema “Universo abreviado” de Jesús Mauleón, al encontrar una palabra o frase interesante, detenerse en ella, jugar con las palabras y repetirlas y rezarlas con sentimiento y devoción. Finalmente, en total libertad, el meditador dialoga con Dios. Le habla. Le escucha. Le ama en silencio... Está el Señor en la habitación del poeta (en el corazón del poeta y en el pecho del orante). Y con Dios está el Universo, la Totalidad de la Creación.

UNIVERSO ABREVIADO

Estás. Estás. Estás.

La plenitud florece

ante tanta evidencia.

Cierro los ojos:

no me pesa la nada.

Perfumas Tú mi cuarto,

lo levantas en alas,

lo llenas del mismo aire

que sostiene a los pájaros,

lo ensanchas con el mundo

traspasando paredes,

introduciendo ríos,

fronda, caminos, mares,

astros lejanos

dentro de mí

para decirme

que estás y que sostienes

lo que existe

felizmente conmigo.

Estás.

Tan alto ritmo tienes, que este cuarto

abrevia el Universo.

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POESÍA PARA MEDITAR

Índice general de temas: pulsar aquí.

ÍNDICE de ENLACES: pulsar el título de un Enlace

1. DENTRO DE MÍ

1. En el mismísimo centro de nuestro ser

A SOLAS SOY ALGUIEN, de Gabriel Celaya

EL ASTRÓNOMO, de Kahlil Gibran

UNIVERSO ABREVIADO, de Jesús Mauleón

2. Si al silencio llegaras, dulce Dios

SI AL SILENCIO LLEGARAS, de Concha Zardoya

EL MANANTIAL, de Segundo de Dios

LA FE, de Carlos Salomón

y3. Voz de lejos, más allá de la frontera del corazón

LA MEDITACIÓN, de Moreno Villa

DESDE DÓNDE ME LLAMAN, de Jesús Tomé

ESTÁS EN MÍ, SR., EN MÍ TE ENCUENTRO, de Gómez Pascual

2. VERSOS PARA ORAR EN LA NATURALEZA

1. Hermano sol, hermana luna

LA TIERRA ES TUYA, de Concha Zardoya

GRACIAS, DIOS MÍO POR TU INVITACIÓN, de R. Alfaro

CONTEMPLO CADA COSA Y DIGO: DIOS, de Jesús Tomé

2.Buenos días, felices días nos dé Dios

MAÑANA FELIZ, de Carlos Sahagún

MI AMADO, LAS MONTAÑAS, de Rafael Alfaro

VISIÓN, de Ernestina de Champourcin

3.Sí, pero aquella noche…

QUE ESTÁS EN LOS CIELOS, de Eugenio Florit

EL HUERTO, de Antonio Pereira

ESTE ÚLTIMO AÑO, de Juan Mollá

4.Una mano invisible le alisa la pelambre

CRUZÓ EL PERRO LA CALLE, de Ernestina de Champourcin

ME DA PENA, SEÑOR, de Susana March

CÁNTICO DE LAS CRIATURAS, de san Francisco de Asís

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