VIDA Y TRASVIDA 1

VIDA Y TRASVIDA 1
VIDA Y TRASVIDA 1

Nos resucitará también a nosotros

Morir habemus. Ya lo sabemos, aunque es más cómodo mirar para otro lado y esconder la muerte de los demás, anestesiando perfiles de la propia. Ya no es frecuente la “buena muerte” en casa, rodeado de la familia, despidiéndose de todos. Hay crisis de la dimensión espiritual de la vida, de los lazos afectivos. En cuatro entregas iremos presentando hasta once poemas de creyentes y buscadores, que, imaginando su hora final, nos hablarán de las manos de Dios, del gran abrazo, del definitivo Amor, de la soñada Esperanza.

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UN DIFUNTO NOS HABLA. En el Manual de Pastoral AplicadaCelebraciones en torno a los difuntos” (PPC), reproduce Jesús García Herrero, capellán de tanatorio, cuarenta y tres rituales celebrativos. De sus interesantes páginas exuberantes de poesía, seleccionamos dos breves poemas: en “Seguirás con nosotros” se dirigen al difunto los que le amaban. Pero será el propio finado quien, en “Palabras del ser querido”, abrirá su corazón y acercará confidencias. Un tercer poema refiere la experiencia de Antonio Machado que, a raíz del prematuro fallecimiento de su jovencísima esposa, sueña con ella...

¿CÓMO TE DEJARÁ TU CRISTO...? Dos poemas sobre Jesús: “Romance de la futura alegría”, que canta el nacimiento de Dios hecho Niño, y “En el sepulcro”, de Jiménez Lozano, que se dirige a un difunto y le anima: “¿Cómo te dejará tu Cristo / solo y amargo bajo tierra?”. Jesús resucitó, el primero: “Dios, que resucitó a Jesús, el Señor, nos resucitará también a nosotros (2 Cor 4,14)”. ¿Y cómo será la resurrección?Antonio Oliver nos lo explica así: “Resucitaremos con el cuerpo que hayamos fabricado en nuestra vida respondiendo a las circunstancias, y amando. Como el grano de trigo echado en el surco muere y después sale la espiga –no sale el grano sino la espiga–, así en nosotros, no resucitará el cuerpo material, sino el que hayamos construido con el cuerpo que tenemos ahora. El hombre construye su resurrección con todo el hacer de su vida."

ESTE DEBIDO LLANTO. En 2010 publicó el sacerdote navarro Jesús Mauleón un excelente poemario a la muerte de su nonagenaria madre, “Este debido llanto” (Ediciones Vitrubio), pérdida dolorosa cargada de resonancia mística. Hemos elegido 3 de sus 42 poemas. Explica el autor cómo llegó a caer en trance lírico, dolorido y filial, ungido de ternura y esperanza: “Nunca la muerte de alguien amado me había sumido en una especie de sosegada furia, o de éxtasis, que se prolongó durante mes y medio y me forzó a escribir, casi como un sonámbulo, uno y, en ocasiones, dos poemas diarios. Este trance de "dolorido sentir" y de trabajada serenidad, a partes iguales, fue lo que me provocó la despedida de mi madre..." Para conocer algo más de Mauleón, pulsar aquí.

Niña el alma elevándose...

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La edición original de“Los muertos” (Adonais 1947) de José Luis Hidalgo contiene una nota editorial en la que se informa de la ilusión que mantenía con vida al poeta en el sanatorio por ver publicado su primer importante poemario. Pero no pudo ser. Murió el 3 de febrero y le fue imposible revisar las pruebas de imprenta (“ya que el pobre poeta no tuvo fuerzas para ver”). Un oportuno texto de Goethe preside el poemario “Los muertos”: “Cuando mi alma entera enmudezca en el tormento, dadme un Dios para decirle lo que sufro.”Sugerencia:después de leer el poema y sentirlo, quizás ayude a orarlo tumbarse en la cama o en el suelo, identificándose con el poeta enfermo, y revivir las imágenes de sus versos.

ESTA NOCHE

Si en la noche de Dios yo me muriera
y el mundo de los vivos yo dejase,
qué triste sonaría entre los hombres
el ruido de mi alma al derrumbarse.

En la noche desnuda se alzarían
los pájaros divinos y en el aire
sus alas romperían el durísimo
silencio de los siglos que en él yace.

Sólo un viento furtivo cruzaría,
el aliento de un niño cuando nace.
Niña el alma elevándose, muriendo
al encontrarse viva sin su carne.

Y la noche, la noche, las estrellas
impasibles brotando eternidades,
y la mano de Dios inmensamente
abierta temblorosa y esperándome.

En tus manos de amoroso nido

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Luis Álvarez Lencero, escultor y poeta, escribió el poema “Enfermo” en la etapa desgarrada y reflexiva de su convalecencia de alguna de las operaciones de cáncer de pulmón, causado, probablemente, por los traidores gases del soplete que utilizaba con profusión. Es conmovedor descubrir en el escultor el protagonismo que tienen las sensaciones táctiles, reales o imaginadas. Le dice a Dios: “Hoy siento que tu mano está conmigo...” Y hasta llega a sentir su olor y su presencia en la luz y en la fiebre... La mano de Dios le acaricia –así lo experimenta– la frente. Y señala, en la estrofa final, cómo su corazón-ruiseñor se le vuela hacia las manos de Dios, como a un nido. Sugerencia:releer el poema y, evocando alguna experiencia de enfermedad en tu vida, dirigirte a Dios con el sentimiento de estos versos...

ENFERMO

 Hoy siento que tu mano está conmigo
en esta habitación pobre y pequeña.
Te respiro y te vivo y me acompaña
olor de ti. Mi corazón te besa.

No sé cuándo has venido por el aire
o si la luz me trajo tu presencia.
Pero desde mi cama yo te toco
con esta mano que te busca cerca.

Enfermo estoy, lo sé. Qué poca cosa
es un hombre caído en la cuneta.
Qué largo es el cuchillo de la noche.
Y aquí, en el hospital, cuánto se piensa.

Menos mal que la fiebre es un milagro
para verte, Dios mío, a mi manera.
Quédate aquí en mi pecho y no te vayas.
Mira mi soledad que huele a tierra.

Triste no estoy, pero miro al techo
–cuadrado cielo sin ninguna estrella–­
y me ahogo en sudor y sé que tengo
tu mano en esta frente que te sueña.

 Mi corazón es tuyo, bien lo sabes,
humano ruiseñor que se me vuela
para en tus manos de amoroso nido
descansar para siempre cuando muera.

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 POESÍA PARA MEDITAR
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11. VIDA Y TRASVIDA
1. Nos resucitará también a nosotros
ESTA NOCHE, de José Luis Hidalgo
ENFERMO, de Luis Álvarez Lencero
2. Hijo, es hora de abrazarte
ORACIÓN DE UN MORIBUNDO, de Teodoro Rubio
SEGUIRÁS CON NOSOTROS, de Pastoral de enfermos
PALABRAS DEL SER QUERIDO, de Pastoral de enfermos
3. ¿Cómo te dejará tu Cristo solo?
EN EL SEPULCRO, de José Jiménez Lozano
SOÑÉ QUE TÚ ME LLEVABAS, de Antonio Machado
ROMANCE DE LA FUTURA ALEGRÍA, de Rafael Alfaro
y4. ¿Verdad que no cojeas por el cielo?
JOVEN PARA SIEMPRE, de Jesús Mauleón
AHORA QUE LO HAS VISTO CARA A CARA, de Jesús Mauleón
YA LE HABRÁS DADO UN BESO ETERNAMENTE, de J. Mauleón

12. SONETOS DE LUZ
1. Quince sonetos como vidrieras de catedral
A UN LIBRO DE REZOS, de Luis López Anglada
ESTÁ LLORANDO, de Francisco Garfias
MI JUEZ, de Sagrario Torres
2. Tan puro el aire y tan posible el vuelo
LLEGADA A LA CIMA, de Luis López Anglada
LOS LABIOS TIEMBLAN, de Juan José Domenchina
REVELACIÓN, de Gerardo Diego
MILAGRO, de Javier de Bengoechea
3. Con las primeras luces a tu encuentro
ESTÁS AQUÍ, de Jacinto López Gorgé
VUELVE DIOS A SEMBRAR, de Ana María Romero
PRIMAVERA EN SILOS, de Gerardo Diego
SONETO DE LA LLUVIA, de Alfonso Albalá
y4. ¿Cómo puedo buscar, si te poseo?
ESTOY, de Javier de Bengoechea
LO QUE VEO, de José Luis Martín Descalzo
EMBRIAGUEZ, de Dámaso Alonso
MOMENTO, de Vicente Gaos.

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