'Dilexi te': Un documento bello, armónico, breve, claro sobre la pregunta que lo mueve todo en la vida cristiana
"Hace unos días, el papa León, a los escasos cinco meses del comienzo de su pontificado, hizo pública una exhortación apostólica. Sólo sabíamos el nombre 'Dilexi Te', 'Te he amado'"
"Un documento bello, armónico, breve y claro a lo largo de 121 numerales. Muchísimas son las citas al pontificado precedente, tanto en encíclicas, como en mensajes. Goza de un aparato crítico espléndido"
"…Y tiene la fortuna de ser la primera exhortación del papa León, que retoma los apuntes inconclusos del papa Francisco"
Con profunda sorpresa y emoción, nos tomó la noticia hace unos días de que, el papa León, a los escasos cinco meses del comienzo de su pontificado, haría pública una exhortación apostólica. Todo ha estado lleno de hermosos guiños, pues decidió firmarla en la fiesta de san Francisco de Asís. Sólo sabíamos el nombre “Dilexi Te”, “Te he amado”. (La verdad, aunque parezca fantasioso, me hace pensar en el afecto de Fray León de Asís, el secretario de san Francisco de Asís). Se trata de un documento que está en continuidad con la noble y última encíclica de Francisco “Dilexit nos”, donde habló con gran ternura sobre el amor humano y divino del corazón de Jesús.
Se trata, también, de un documento bello, armónico, breve, claro. Se extiende a lo largo de 121 numerales. Muchísimas son las citas al pontificado precedente, tanto en encíclicas, como en mensajes. Goza de un aparato crítico espléndido. Y tiene la fortuna de ser la primera exhortación del papa León, que retoma los apuntes inconclusos del papa Francisco.
El argumento es el amor a los pobres. Amor que toma distancia de una visita, o un acto altruista o un ejercicio de beneficencia. Y, sostiene, el amor a los pobres, es lo que puede generar una renovación extraordinaria en la Iglesia (DT 7). Se trata de un compromiso con los pobres que también se asocia a un cambio de mentalidad. Sobre todo, en estos tiempos en los que se percibe un aumento de distintas formas de pobreza.
Es claro, “no se puede amar a Dios sin extender el propio amor a los pobres” (DT 26). Tiene afirmaciones incendiarias ante las que sólo queda el silencio y el discernimiento, tales como: “en la primera comunidad cristiana el programa de caridad no derivaba de análisis o de proyectos, sino directamente del ejemplo de Jesús” (DT 29). En la misma sintonía cuando dice: “la vida de las primeras comunidades eclesiales se nos ofrece como un ejemplo a imitar. Los apóstoles no responden con un discurso doctrinal abstracto, sino que vuelven a poner en el centro la caridad hacia todos” (cfr. DT 33-34). Por eso, insiste, “la caridad hacia los necesitados es la expresión concreta de la fe en el verbo encarnado (DT 39).
"Los pobres no son un asunto que mirar desde la Iglesia, se trata de una 'cuestión familiar', de ahí la importancia de superar el analfabetismo y acompañar a los más débiles"
Los pobres no son un asunto que mirar desde la Iglesia, se trata de una “cuestión familiar”, de ahí la importancia de superar el analfabetismo y acompañar a los más débiles, en este sentido, la cuestión de los pobres nos conduce a lo esencial de nuestra fe (DT 110). Y este, parece ser el ritmo sostenido en todo el documento.
Cada uno, con su compromiso, puede permitir que los pobres escuchen del Señor “Yo te he amado”, porque el amor cristiano supera cualquier barrera, es profético, no tiene enemigos que combatir sino hombres y mujeres a los que amar (cfr. DT 119 -121).
Aunque a primera vista se percibe el aspecto social de la Iglesia, si lo miramos con detenimiento, observamos su dinámico y vibrante contenido espiritual pues “existe una fuerte conexión entre el amor de Cristo y su llamado a acercarnos a los pobres” (DT 3), “el afecto por el Señor se une al afecto por los pobres” (DT 5).
Siempre que vamos a la oración, al discernimiento, en el examen del día, en la lectio o en la herramienta de vida espiritual que cada uno utilice para su crecimiento, la pregunta que lo mueve todo es saber qué es lo que el Señor nos está diciendo, o lo que nos quiere decir, y esto se hace en un verdadero encuentro con el Señor. Pues bien, “el contacto con quien no tiene poder ni grandeza es un modo fundamental de encuentro con el Señor de la historia. En los pobres Él sigue teniendo algo que decirnos” (DT 5). Eso es volver a “la mística de la presencia de Dios en los pequeños” (DT 56). Porque, “cuando la Iglesia se inclina hasta el suelo para cuidar de los pobres, asume su postura más elevada” (DT 79).
"La opción preferencial por los pobres genera una renovación extraordinaria"
En la vida espiritual, uno de los grandes trabajos consiste en descentrarnos, en conocer las artimañas del ego para desenmascararlo y poder seguir al Señor con la mayor libertad interior posible, así pues, el papa sostiene “la opción preferencial por los pobres genera una renovación extraordinaria […], cuando somos capaces de liberarnos de la autorreferencialidad y conseguimos escuchar su grito” (DT, 7). “No se puede amar a Dios sin extender el propio amor a los pobres” (DT 26). “La cuestión de los pobres conduce a lo esencial de nuestra fe” (DT 110).
La fe, así como la vida interior siempre se manifiesta en hechos concretos, de ahí que la caridad no sea algo que hacer en la comunidad, sino el “núcleo incandescente de la misión eclesial” (DT 15). No hacemos beneficencia, ni “análisis o proyectos, sino seguir directamente el ejemplo de Jesús, de las mismas palabras del evangelio” (cfr. DT 29), incluso “los apóstoles no respondían con discursos doctrinales abstractos, sino que ponían en el centro la caridad hacia todos” (DT 32). Pues, “por mucho rigor doctrinal que haya, sin misericordia es palabra vacía” (DT 48). Y es que, “la caridad hacia los necesitados es la expresión concreta de la fe en el Verbo encarnado” (DT 39). Es más, la caridad no es una vía opcional que seguir, o una de las muchas opciones que se pueden tomar de todo el abanico de posibilidades, se trata “del criterio del verdadero culto” (DT 42).
La madurez espiritual se va haciendo todos los días, “caminando con los que caminan, viendo hijos y hermanos donde el mundo ve amenazas, construyendo puentes donde se levantan muros” (cfr. DT 75), sabiendo que “el anuncio del evangelio sólo es creíble cuando se traduce en gestos de cercanía y acogida” (DT 75).
"La vida espiritual se hace en el amor, desde el amor y para el amor, porque 'el amor supera barreras, acerca a los lejanos, familiariza enemigos, atraviesa abismos insuperables, penetra en los rincones más ocultos, el amor cristiano hace milagros, no tiene límites, es para lo imposible'"
En definitiva, ser cristiano es “reaccionar desde la fe y la caridad, reconociendo en el pobre a un ser humano con mi misma dignidad, una creatura infinitamente amada por el Padre, una imagen de Dios, un hermano redimido por Jesucristo” (cfr. DT 106). Uno de casa, de la familia, “no son cuestión social sino cuestión familiar” (cfr. DT 104). La vida espiritual se hace en el amor, desde el amor y para el amor, porque “el amor supera barreras, acerca a los lejanos, familiariza enemigos, atraviesa abismos insuperables, penetra en los rincones más ocultos, el amor cristiano hace milagros, no tiene límites, es para lo imposible” (DT 120).