"El obispo sea irreprochable, casado una sola vez, casto, dueño de sí, de buenos modales, que acoja fácilmente en su casa y con capacidad para enseñar. No debe ser bebedor ni peleador, sino indulgente, amigo de la paz y desprendido del dinero. Que sepa gobernar su propia casa y mantener a sus hijos obedientes y bien criados. Pues si no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo podrá guiar a la asamblea de Dios?” (Primera Carta a Timoteo, 3, 1 – 16)
"Había terminado el año anterior el Concilio. Así que era muy fuerte la corriente que uno estaba bebiendo, muy fuerte"
"Fue un momento luminoso y al mismo tiempo muy doloroso porque yo sabía que Orlando quería a su sacerdocio más que nada y yo lo quería como amigo pero me di cuenta que como amigos no íbamos a poder seguir"
"En el año 69, Monseñor Jerónimo Podestá va a San Juan, y Orlando estaba, y yo también, con el tema de la Humanae vitae, de la encíclica Humanae vitae... éso dio pie a que un día nos encontráramos, Jerónimo, Clelia, un grupo de gente"
"A Bergoglio sí lo conocimos en Buenos Aires. Alguna reunión he tenido con él por asuntos educativos. Orlando sí lo conoció más; en dos o tres momentos dieron charlas juntos sobre todo sobre el documento de Aparecida"