“Los lobbies gais, el IOR, la pedofilia, Vatileaks, no tuvieron nada que ver” con la renuncia de Benedicto XVI el 11 de febrero de 2013. Así lo ha confesado quien fuera su secretario personal durante dos décadas, Georg Gänswein, durante una charla pronunciada el pasado 6 de enero ante los fieles de la parroquia del Sagrado Corazón en Carnovali, en Bérgamo
“Nunca lo vimos llorar porque estaba muy controlado y dominaba sus emociones, pero sufrió”, contó el arzobispo alemán al abordar las dificultades surgidas durante aquel pontificado a raíz del escándalo de los abusos sexuales. “Ya como cardenal vio que el gran problema de la Iglesia no fueron las persecuciones o ataques del exterior, sino la inmundicia que se producía en el interior”
Gänswein “eludió una pregunta sobre la relación de Benedicto con el papa Francisco, pero dijo que Benedicto, a pesar de su estrecha amistad con el papa Juan Pablo II, también tenía diferencias con el Papa polaco”
“Era una persona que se puede resumir en tres palabras: humilde, manso e inteligente”, sentenció finalmente Gänswein sobre Benedicto XVI. “Siento su omnipotencia espiritual, pero extraño mucho su presencia física”