El líder demócrata, que no citó en ningún momento a Donald Trump, basó su discurso en un llamamiento a la unidad, con referencias a la Biblia, Dios, la fe y san Agustín
"Nuestra historia ha sido una lucha constante entre el ideal estadounidense de que todos hemos sido creado iguales, y esa realidad dura del negacionismo, del racismo, que nos ha dividido muchas veces. La batalla es perenne, y la victoria nunca está asegurada"
"Vamos a comenzar a escucharnos los unos a los otros, a mostrar respeto a los demás. No todo tiene que ser fuego en este camino. Cualquier desacuerdo no tiene que llevarnos a una guerra total. Tenemos que rechazar la cultura en la que los hechos son manipulados, incluso fabricados. Queridos conciudadanos, tenemos que hacerlo distinto: estados unidos es mucho mejor que esto"
"EEUU ha sido puesto a prueba, y va a salir más fuerte. Repararemos nuestras alianzas, y volveremos a estar con el mundo de nuevo, para hacer frente a los retos de hoy y de mañana. Y lideraremos por el poder de nuestro ejemplo. Seremos un socio fiable"
"Nos hemos enfrentado a una enfermedad brutal, a un racismo sistémico... vamos a hacer frente a nuestras responsabilidades, vamos a levantarnos, es hora de ser audaces, hay mucho trabajo por hacer (...). Lo mejor está por venir"