"Este año, como todos los años, desde hace ya quince años, hemos hecho nuestro camino de Santiago con un grupo de 25 personas, donde hemos intentado caminar “desde la vida”. Siempre lo hacemos con personas privadas de libertad desde la cárcel de Navalcarnero, con familiares que quieren o pueden unirse, con voluntarios que acudimos a la prisión durante el año y con personas de la parroquia que, al enterarse, quieren también participar de la experiencia"
" Durante el camino, siempre pueden surgir imprevistos de todo tipo, imprevistos con los que no contamos: una cuesta que supone más esfuerzo, un momento este año de calor o en otros años de lluvia, un dolor de algún tipo, una torcedura de pie…"
"Los que hacemos el camino de Santiago somos personas, seres humanos, con diferentes problemáticas, con diferentes vidas, con diferentes ilusiones y sufrimientos, pero con ganas y energías de pasar unos días en común, de compartir, de reír y llorar juntos, de cansarnos, de enfadarnos en algún momento, de llevar cada uno nuestra mochila… "
"Tengo que reconocer que me emocioné cuando vi a uno de nuestros chavales de Navalcarnero salir a proclamar la segunda lectura, y, encima, con la camiseta de este año que decía “Palestina libre”. Pensé en cuánta gente iba a escucharlo y cuánta gente iba a ver nuestro eslogan"