"Nos presentamos en una sociedad plural, a veces líquida, sin horizontes morales sólidos, y con un prurito neopagano que hace gala de su postcristianismo de salón"
"Los incendios, ya sean naturales o ya sean provocados, arrasan cruelmente todo un pasado: archivos y bibliotecas, enseres y aperos, campos y casas, todo cuanto representaba el diario paisaje de una vida cotidiana tejida de escenarios, de recuerdos, de patrimonio heredado, cuidado y trabajado"
"Teníamos una historia de siglos que nos identificaba, con unos valores que alimentaban las creencias religiosas, las relaciones fraternas y el creativo afán de construir entre todos un mundo más justo, seguro y mejor" lamenta, nostálgico (quién sabe de qué) el arzobispo de Oviedo
Tras el desierto, vendrá "el vergel" para un pueblo español al que no podemos evitar comparar con el pueblo elegido de Israel, "que deseamos que florezca ensoñado y sereno tras los incendios de las recientes pesadillas" planteadas después de, eso no lo dice, unas elecciones democráticas (como lo serán éstas, aunque el resultado nos pueda gustar más o menos)