SEMBRAR 1

SEMBRAR 1
SEMBRAR 1

Y todo trabajo es vacío cuando no hay amor

 “Sembrar” o “Servir” serían los títulos de esta sección sobre el Trabajo como actividad personal que responde a una Llamada de Dios a realizarse en el mundo.  En sucesivas páginas iremos conociendo nueve deliciosos poemas sobre la necesidad y el placer de ser útiles en el empleo.


¿QUÉ ESTÁS HACIENDO? En tema tan amplio y complejo me gustaría referir, una vez más, la conocida entrevista a picapedreros ejerciendo su oficio:

“El peregrino se acercó a tres hombres que trabajaban en una cantera cerca del camino, y preguntó a uno de ellos:

–¿Qué estás haciendo?
–Ya ves –respondió–, aquí sudando como una mula y esperando a que lleguen las ocho para poder irme a descansar.

Entonces preguntó al segundo:
–¿Y qué haces tú?
–Yo –dijo orgulloso– estoy aquí ganándome mi pan y el de mis hijos.

Miró al tercero, para preguntarle:
–Y tú, ¿qué es lo que estás haciendo?
-Yo –respondió sonriente– estoy construyendo una Catedral...”

  EL LUGAR DE TRABAJO ES UN TEMPLO

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Es sugerente, en esta antología, la metáfora de la construcción de la Catedral como espacio sagrado de culto a Dios. Trabajo y oración parecen emparejarse. En realidad, podría cualquier taller representar para el trabajador un lugar santo de Presencia, nómada Tienda de Nueva Alianza.

EL POETA KAHLIL GIBRÁN desarrolla con fervoroso lirismo, en “El trabajo”, la descripción de diversas labores artesanas no realizadas robóticamente sino con amor, con ternura, con alma...

 Leamos algunos versos:

“Y todo trabajo es vacío cuando no hay amor.
Porque cuando trabajáis con amor, estáis en armonía con vosotros mismos, y con los demás, y con Dios.
¿Y qué es trabajar con amor?
Es tejer la tela con hilos extraídos de vuestro corazón como si el ser más amado por vosotros fuera a usar esa tela.
Es levantar una morada con cariño, como si el ser más amado por vosotros fuera a vivir en ella.
Es sembrar con ternura y cosechar con alegría, como si el ser más amado por vosotros fuera a alimentarse con los frutos.
Es infundir en todas las cosas que creáis el aliento de vuestro propio espíritu.
Y saber que todos los muertos queridos están a vuestro lado, y os observan.”

 ¡DIOS JUSTICIERO, DIOS SABIO, DIOS AMOROSO!

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Estructurado en pareados con rima consonante, “Señor que lo quisiste”, de Dulce María Loynaz, sugiere un canto litánico. El tema central es una descripción de Dios como Amor, como Justicia. Se pregunta la poeta el porqué y para qué de su propia existencia (primera parte). A partir de los puntos suspensivos interminables, ya no pregunta a Dios, afirma ("Bien sé...") el amor de Dios a todas sus criaturas, su providencia sobre ellas y el destino que les señala. El verso final "te hubiera sido fácil pasar sin mi..." nos sugiere la humildad de Dulce María. Y sospechamos que el destino que Dios le asigna como misión es escribir, proclamar, difundir poesía. Sugerencia:sería interesante que el orante se vaya preguntando, dialogando con el Señor, los interrogantes hondos, trascendentes del comprometido texto de la poeta cubana.

SEÑOR QUE LO QUISISTE

Señor que lo quisiste: ¿Para qué habré nacido?
¿Quién me necesitaba, quién me había pedido?

¿Qué misión me confiaste? Y ¿por qué me elegiste,
yo, la inútil, la débil, la cansada...? La triste.

Yo, que no sé siquiera qué es malo ni qué es bueno,
y si busco las rosas y me aparto del cieno,

es sólo por instinto. Y no hay mérito alguno
en la obediencia fácil a un instinto oportuno...

Y aún más: ¿Pude hacer siempre todo lo que he intentado?
¿Soy yo misma siquiera la que había soñado?...

¿En qué ocaso de alma he disipado el luto?
¿A quién hice feliz tan siquiera un minuto?

¿Qué frente obscura y torva se iluminó deprisa
tan sólo ante el conjuro de mi pobre sonrisa?

¿Evitar a cualquiera pude el menor quebranto?
¿De qué sirvió mi risa; de qué sirvió mi llanto?

Y al fin, cuando me vaya fría, pálida, inerte...
¿Qué dejaré a la Vida? ¿Qué llevaré a la Muerte?...

...................................................................................

Bien sé que todo tiene su objeto y su motivo:
Que he venido por algo y que para algo vivo.

Que hasta el más vil gusano su destino ya tiene,
que tu impulso palpita en todo lo que viene...

Y que si lo mandaste fue también con la idea
de llenar un vacío por pequeño que sea...

Que hay un sentido oculto en la entraña de todo:
En la pluma, en la garra, en la espuma, en el lodo...

Que tu obra es perfecta: ¡Oh Todopoderoso,
Dios Justiciero, Dios Sabio, Dios Amoroso!...

El Dios de los mediocres, los malos y los buenos...
En tu obra no hay nada ni de más ni de menos...

Pero... No sé, Dios mío: Me parece que a ti
–¡un Dios...!– te hubiera sido fácil pasar sin mí...

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POESÍA PARA MEDITAR
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Santificar EL DÍA
1.Vivir en oración todo el día
MAÑANA BIENAVENTURADA, de Bartolomé Mostaza
DIOS, de Antonio Porpetta
MIS OJOS, MIS POBRES OJOS, de J. L. Martín Descalzo
2.Ya sube el sol por escala de nubes
Y NOS DIJISTE: LLENADLA DE PAN, de José Luis Blanco Vega
TU PODER MULTIPLICA, de José Luis Blanco Vega
MÁS LUZ, de Ángel Sanz Arribas
3.Te busco desde siempre
LA TARDE, de Juan José Domenchina
COMO EL NIÑO QUE NO SABE DORMIRSE, de Martín Descalzo
ANTES DE CERRAR LOS OJOS, de Bernardo Velado
y4.Acostumbrado al paso de los días
¿ADÓNDE VAN LOS DÍAS REBOSANTES? De Rafael Alfaro
ORACIÓN DE LAS HORAS, de Ángel Sanz Arribas

SEMBRAR
1.Y todo trabajo es vacío cuando no hay amor
SEÑOR QUE LO QUISISTE, de Dulce María Loynaz
2.La hermosa, la inmensa alegría de servir
POR UN VIVIR ACTIVO, de Leopoldo de Luis
EL PLACER DE SERVIR, de Gabriela Mistral
SEMBRAR, de José Ángel Buesa
3.La esperanza lleva mi nombre y dos apellidos
CREACIÓN DELEGADA, de Dámaso Alonso
EL PANADERO, de Antonio Oliver
LA ESCALERA, de Rafael Montesinos
y4.Esa gubia con que Dios comenzó la creación
UNO NO ESCOGE, de Gioconda Belli
AQUÍ VINO Y DE FUE, de León Felipe

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