SEMBRAR 2

SEMBRAR 2
SEMBRAR 2

La hermosa, la inmensa alegría de servir


leopoldo-de-luis-archivo-familiar24

Dos años antes de su fallecimiento, se publicó en Visor una magnífica edición de la “Obra poética (1946–2003)” de Leopoldo de Luis (Córdoba, 1918 – Madrid, 2005).  El autor del prólogo, Ricardo Senable, así resume el itinerario lírico del escritor cordobés: “Trayectoria poética ejemplar, testimonio de una vida en la que el sufrimiento, la amargura, el amor, la solidaridad, la ternura y la rebeldía ante la injusticia del mundo han ido cristalizando en una obra artística perdurable...” Me gustaría destacar el mérito literario de la antología de poesía religiosa que publicó en 1969. Fue Leopoldo de Luis un ser humano inteligente y respetuoso. Como cuando, preguntado por su punto de vista sobre la muerte, expresó su sincera opinión: “La fe es también un consuelo. El hombre se busca consuelos en esa lucha contra la muerte, y la fe es un consuelo que yo envidio al que la tiene.”

SONARÁ A CORAZÓN: VERSO, OBRA, HIJO

nuevaplanta2

Siempre a las puertas del Misterio, descubre Leopoldo de Luis razones para la esperanza de cierta vida después de la muerte (“nadie se muere si en la tierra deja...”). Se afirma popularmente que, al irnos, deberíamos haber engendrado un hijo, plantado un árbol, escrito un libro. El lírico de este poema, sin duda, los ha cumplido todos (¡y qué dos volúmenes de magnífica poesía, con casi 1.300 páginas, nos ha legado en herencia...). Al frente de esta página observamos la placa que aplaude su nombre desde el humilde palco de una entrañable plaza madrileña. En mi corazón resuenan sus versos y su vida que, desde luego, nos acerca “tierra y sueño y luz que no perece”. Sugerencia:imagina que el doctor te da la noticia de que solo te queda medio año de vida. ¿Cómo lo asumirías?, ¿qué importancia darías al amor: amor a la naturaleza, a las personas, a ti mismo, a Dios...? Hablarlo con el Padre.

POR UN VIVIR ACTIVO

No es verdad que tengamos que morirnos.
Nadie se muere si en la tierra deja
una clara semilla que la reja
del arado del tiempo ahínque. Irnos

quedando en los demás día tras día,
dándonos en amor y en esperanza.
Si nuestra voz segura se afianza
en la verdad, no sonará a vacía.

No sonará a desnuda, inútil caja,
sonará a corazón: verso, obra, hijo:
a lo que rumorosamente crece. 

Arrancad a la vida esta mortaja
con vuestro propio ser: un amasijo
de tierra y sueño y luz que no perece.

  LA HERMOSA, LA INMENSA ALEGRÍA DE SERVIR

peinandoajovencita2

Expone Gabriela Mistral la necesidad, la alegría de ayudar a la naturaleza y al prójimo, aunque solo se trate de un pequeño servicio. Hay que imitar a Dios “que da el fruto y la luz”. Pudiéramos llamar al Señor “El que sirve” (leer detenidamente Mt 20,20-28). Sugerencia:los miembros scout acostumbran realizar una buena obra diaria, hermoso compromiso que coincide con los versos finales del poema: “¿Serviste hoy? ¿A quién? / ¿Al árbol, a tu amigo, a tu madre?”

EL PLACER DE SERVIR

Toda naturaleza es un anhelo de servicio.
Sirve la nube, sirve el viento, sirve el surco.
Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú;
Donde haya un error que enmendar, enmiéndalo tú;
Donde haya un esfuerzo que todos esquivan, acéptalo tú.
Sé el que aparta la piedra del camino, el odio entre los
corazones y las dificultades del problema.

Hay una alegría del ser sano y la de ser justo, pero hay,
sobre todo, la hermosa, la inmensa alegría de servir.
Que triste sería el mundo si todo estuviera hecho,
si no hubiera un rosal que plantar, una empresa que emprender.

Que no te llamen solamente los trabajos fáciles
¡Es tan bello hacer lo que otros esquivan!
Pero no caigas en el error de que sólo se hace mérito
con los grandes trabajos; hay pequeños servicios
que son buenos servicios: ordenar una mesa, ordenar
unos libros, peinar una niña.
Aquel que critica, éste es el que destruye, tu sé el que sirve.

El servir no es faena de seres inferiores.
Dios que da el fruto y la luz, sirve. Pudiera
llamarse así: "El que Sirve".

Y tiene sus ojos fijos en nuestras manos y nos
pregunta cada día: ¿Serviste hoy? ¿A quién?
¿Al árbol, a tu amigo, a tu madre?


ALZA LA MANO Y SIEMBRA, CON UN GESTO IMPACIENTE

escaleracosmica79

La imagen del sembrador arrojando semillas al surco atraviesa páginas de la Escritura. Así, leemos en el Salmo 126,5s: “Al ir, va llorando,  / llevando la semilla; / al volver vuelve cantando, / trayendo sus gavillas...” La invitación de José Ángel Buesa a sembrar admite muchas lecturas: como la de sembrar “un árbol” y “un hijo” antes de morir... Pero también sugiere, por dos veces, sembrar un sueño. La metáfora es sugestiva y nos atrapa: la revelación que acaso vayamos a recibir de arriba habrá que sembrarla en la realidad, haciendo fructificar en nuestra vida la semilla del mensaje onírico. Desdichados aquellos “que no soñaron nunca ni supieron amar...” Sugerencia:  sería interesante prestar atención a los propios sueños. Y hasta pedir alguno. Solicitar después a Dios luz para interpretarlo (el soñante es el único capaz de descubrir el significado de la experiencia, su propio sueño).

SEMBRAR

 Alza la mano y siembra, con un gesto impaciente,
en el surco, en el viento, en la arena, en el mar...
Sembrar, sembrar, sembrar, infatigablemente:
En mujer, surco o sueño, sembrar, sembrar, sembrar...

Yérguete ante la vida con la fe de tu siembra;
siembra el amor y el odio, y sonríe al pasar...
La arena del desierto y el vientre de la hembra
bajo tu gesto próvido quieren fructificar...

 Desdichados de aquellos que la vida maldijo,
que no soñaron nunca ni supieron amar...
Hay que sembrar un árbol, una ansia, un sueño, un hijo.
Porque la vida es eso: ¡Sembrar, sembrar, sembrar!

separador80

INDICE de ENLACES:pulsar el título de un Enlace

Santificar EL DÍA
1.Vivir en oración todo el día
MAÑANA BIENAVENTURADA, de Bartolomé Mostaza
DIOS, de Antonio Porpetta
MIS OJOS, MIS POBRES OJOS, de J. L. Martín Descalzo
2.Ya sube el sol por escala de nubes
Y NOS DIJISTE: LLENADLA DE PAN, de José Luis Blanco Vega
TU PODER MULTIPLICA, de José Luis Blanco Vega
MÁS LUZ, de Ángel Sanz Arribas
3.Te busco desde siempre
LA TARDE, de Juan José Domenchina
COMO EL NIÑO QUE NO SABE DORMIRSE, de Martín Descalzo
ANTES DE CERRAR LOS OJOS, de Bernardo Velado
y4.Acostumbrado al paso de los días
¿ADÓNDE VAN LOS DÍAS REBOSANTES? De Rafael Alfaro
ORACIÓN DE LAS HORAS, de Ángel Sanz Arribas

SEMBRAR
1.Y todo trabajo es vacío cuando no hay amor
SEÑOR QUE LO QUISISTE, de Dulce María Loynaz
2.La hermosa, la inmensa alegría de servir
POR UN VIVIR ACTIVO, de Leopoldo de Luis
EL PLACER DE SERVIR, de Gabriela Mistral
SEMBRAR, de José Ángel Buesa
3.La esperanza lleva mi nombre y dos apellidos
CREACIÓN DELEGADA, de Dámaso Alonso
EL PANADERO, de Antonio Oliver
LA ESCALERA, de Rafael Montesinos
y4.Esa gubia con que Dios comenzó la creación
UNO NO ESCOGE, de Gioconda Belli
AQUÍ VINO Y DE FUE, de León Felipe

separador80

Volver arriba