Santificar EL DÍA. y4

Santificar EL DÍA. y4
Santificar EL DÍA. y4
Nido de poesía: Nicolás de la Carrera
18 dic 2019 - 20:33

Acostumbrado al paso de los días

También la noche es tiempo de examen. Hacemos memoria de lo bueno y de lo malo vividos. Si la momoria es viva, no nos ha de dejar indiferentes. No nos apresuremos en cerrar página. Quizás nos ayuden los siguientes versos de Rafael Alfaro, nuestro invitado de hoy. El poeta quería borrar algunos nombres en su memoria, y pasar a otra cosa mariposa. No pudo. Y gracias a su fidelidad y respeto a lo vivido, cerró página y celebró esta vez la santificación del grito y de las lágrimas: DESPEDIDA. Acostumbrado al paso de los días, / el viajero siguió su senda. Vio / cumplidas en su asombro sus agujas, / y dijo adiós como si nada / hubiera sucedido. / No obstante, contempló / nuevos nombres escritos en la cal / de sus paredes interiores. Era / la cosecha de un tiempo ya imposible / de olvidar. Apretó en gavillas de oro / tanta vida. Miró a su alrededor / y comprobó que nadie lo veía. / Y, contra su costumbre, / rompió a llorar inconsolablemente.

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ALFARO, RAFAEL. [El Cañavate, Cuenca (1930) – Granada (2014).] Dueño de un mundo personal en el que se aúnan sensibilidad, clasicismo y lucidez, es uno de los grandes poetas de su generación, la del 50. Fiel a su vocación de sacerdote salesiano ha sido muy valorado por lectores interesados en poesía espiritual de calidad literaria y humana. Lleva editados cerca de veinte selectos títulos. Después de la segunda antología “Mi fe de vida (1986–2007)”, habrá que ir enriqueciendo el catálogo, por haber recibido el premio de Poesía Mística Fernando Rielo por “Hora de la tarde” (edición en 2010).

ALGO COMO UNA ROSA EN CADA FRENTE

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Somos libres. Responsables. No esperamos milagros del Poderoso: nos contempla con amor y acompaña en nuestra cabalgada diaria. Ya en el dormitorio, nos arropa y bendice, enjuga nuestras lágrimas y acaricia nuestra frente hasta que se cierren los ojos (“Quedéme y olvidéme, / el rostro recliné sobre el amado; / cesó todo y dejéme / dejando mi cuidado / entre las azucenas olvidado”: San Juan de la Cruz). Hermosos los versos que presiden el poema de Rafael Alfaro ¿Adónde van los días rebosantes?: “Anota en tu libro mi vida errante, / recoge mis lágrimas en tu odre, Dios mío” (Salmo 55).

¿ADÓNDE VAN LOS DÍAS REBOSANTES?

Adónde van los días rebosantes

de pasos, de carreras, de sollozos,

de risas, de palabras, de miradas,

de timbres de teléfonos, de manos

con sus gestos y sus aburrimientos,

repletas de oraciones y blasfemias,

de besos y bostezos y mordiscos,

¿adónde?

Pero, al llegar la noche, todos vamos

dejándonos la ropa

sucia sobre las manos del silencio.

Entonces, unos labios encendidos,

como una rosa dejan en la frente

de cada uno un sello. Mas retorna

otro día y no sabes hacia dónde

dirigirá sus pasos, sus palabras,

sus timbres, sus miradas, su incansable

cansancio. Sólo sabe que le esperan

a la noche unos labios que depositarán

algo como una rosa en cada frente.

DÉJAME QUE TE CANTE HORA TRAS HORA

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Cerramos, de momento, la sección “Santificar el día” con un devoto poema de Ángel Sanz Arribas, que resume con elegancia y belleza las tres principales Horas que hemos seleccionado para este capítulo: Laudes, Vísperas y Completas. Preside el poema la cita de san Juan “Dios es Amor” (1 Jn 4,8). Cantan Laudes cien nidos a coro. Pide perdón el paisaje, en Vísperas, porque se va apagando su belleza al caer el día. Y en Completas el autor de los versos se reclina en las rodillas de Dios Amor. Para, finalmente, pedir al Señor de los Salmos que le deje cantar, hora tras hora, el día completo.

ORACIÓN DE LAS HORAS

Buenos días, Amor, mi casa es tuya

del cimiento a la torre, los cien nidos

de mi jardín estallan en latidos

para estrenarte a coro su aleluya.

Buenas tardes, Amor, siento que reza

en silencio el paisaje, y en su huida

pide perdón por tanta luz vencida

y por tanto derroche de belleza.

Buenas noches, Amor, en tus rodillas

me reclino por fin, tu paz me deja

entre el ruido de ayer que ya se aleja

y el alba que se acerca de puntillas.

Siempre, Amor, me sorprende y enamora

ese rescoldo azul de tu misterio;

hoy que mi corazón es un salterio

déjame que te cante hora tras hora.

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INDICE de ENLACES: pulsar el título de un Enlace

Santificar EL DÍA

1. Vivir en oración todo el día

MAÑANA BIENAVENTURADA, de Bartolomé Mostaza

DIOS, de Antonio Porpetta

MIS OJOS, MIS POBRES OJOS, de J. L. Martín Descalzo

2. Ya sube el sol por escala de nubes

Y NOS DIJISTE: LLENADLA DE PAN, de José Luis Blanco Vega

TU PODER MULTIPLICA, de José Luis Blanco Vega

MÁS LUZ, de Ángel Sanz Arribas

3. Te busco desde siempre

LA TARDE, de Juan José Domenchina

COMO EL NIÑO QUE NO SABE DORMIRSE, de Martín Descalzo

ANTES DE CERRAR LOS OJOS, de Bernardo Velado

y4. Acostumbrado al paso de los días

¿ADÓNDE VAN LOS DÍAS REBOSANTES? De Rafael Alfaro

ORACIÓN DE LAS HORAS, de Ángel Sanz Arribas

SEMBRAR

1. Y todo trabajo es vacío cuando no hay amor

SEÑOR QUE LO QUISISTE, de Dulce María Loynaz

2. La hermosa, la inmensa alegría de servir

POR UN VIVIR ACTIVO, de Leopoldo de Luis

EL PLACER DE SERVIR, de Gabriela Mistral

SEMBRAR, de José Ángel Buesa

3. La esperanza lleva mi nombre y dos apellidos

CREACIÓN DELEGADA, de Dámaso Alonso

EL PANADERO, de Antonio Oliver

LA ESCALERA, de Rafael Montesinos

y4. Esa gubia con que Dios comenzó la creación

UNO NO ESCOGE, de Gioconda Belli

AQUÍ VINO Y DE FUE, de León Felipe

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