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LOS DEMÁS y4

LOS DEMÁS y4

Pon al viento a volar tu corazón

La última entrega de “LOS DEMÁS y4” nos viene presidida por la poeta chilena, Premio Nobel de Literatura, Gabriela Mistral. Como los niños fueron su debilidad, iniciamos la pasarela de hoy con la canción “EL CORRO LUMINOSO”: lo que al principio es una rueda de mil niñas, se abre en algarabía de “¡un millón de niños!”, que nadie podrá acallar, porque son voces blancas que bailan y arden “¡debajo de Dios!”.

Corro de las niñas, / corro de mil niñas / a mi alrededor: /

¡oh Dios, yo soy dueña / de este resplandor! /

En la tierra yerma, / sobre aquel desierto / mordido de sol, /

¡mi corro de niñas / como inmensa flor!

En el llano verde, / al pie de los montes / que hería la voz, /

¡el corro era un solo / divino temblor! /

En la estepa inmensa, / en la estepa yerta / de desolación, /

¡mi corro de niñas / ardiente de amor!

En vano queréis / ahogar mi canción: / ¡un millón de niños /

la canta en un corro / debajo del sol!

En vano queréis / quebrarme la estrofa / de tribulación: /

¡el corro la canta / debajo de Dios!

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MISTRAL, GABRIELA (Vicuña, Chile, 1889 – Nueva York, 1957). En noviembre de 1945 comunican a la poetisa chilena que se le ha otorgado el Premio Nobel de Literatura, primera personalidad de América Latina que recibe esta distinción. El razonamiento para entregarle el galardón fue la calidad de “su obra lírica que, inspirada en poderosas emociones, ha convertido su nombre en un símbolo...” Esas poderosas emociones se concentran, sobre todo, en el amor, un amor entrañable, tierno, al ser humano, a la naturaleza, a los niños... Y un amor carnal derrotado, que obtiene redención por el amor a Cristo. No le abandonarán nunca los fantasmas de un amor rechazado. Pero la sostiene ”una profunda religiosidad y una vocación por penetrar los enigmas que rodean la existencia...” (José Olivio).

PON AL VIENTO A VOLAR TU CORAZÓN

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El título de esta sección, “Los demás”, no sólo incluye la familia humana; comprende también la población de las cosas: el cardo muerto, por ejemplo, la quebrada –o paso entre montañas–... Todos están invitados. También la muchacha inválida. Y hasta Dios, el invisible... Como no pueden todos danzar con piernas, brazos y cuerpo, ¡que pongan a danzar su corazón!

Sugerencia:nos asociamos franciscanamente al corro de la ternura y ponemos también a bailar la bendecida hoguera de nuestro corazón...

LOS QUE NO DANZAN

Una niña que es inválida

dijo –“¿Cómo danzo yo?”

Le dijimos que pusiera

a danzar su corazón...

Luego dijo la quebrada:

–“¿Cómo cantaría yo?”

Le dijimos que pusiera

a cantar su corazón...

Dijo el pobre cardo muerto:

–¿Cómo danzaría yo?

Le dijimos: –“Pon al viento

a volar tu corazón...”

Dijo Dios desde la altura:

–“¿Cómo bajo del azul?”

Le dijimos que bajara

a danzarnos en la luz.

Todo el valle está danzando

en un corro bajo el sol.

A quien falte se le vuelve

de ceniza el corazón...

HASTA HERIRNOS DE PRONTO EN NUESTRA CASA

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Somos uno con todos los seres vivos de la Creación, hermanitos nuestros, y les debemos amor y reverencia. Establece Leopoldo de Luis vínculos afectivos, experienciales, con los sucesos, trágicos o amorosos, que acontecen en el planeta tierra. Sugerencia:a nivel espiritual, se vive en el Cuerpo Místico de Cristo el misterio de la “Comunión de los Santos”, y se intercambian méritos, oraciones, ejemplos...

LA REPERCUSIÓN

En las costas australes ha sonado

un pequeño estampido. El hielo rompe

sus estatuas y corre un breve arroyo

de agua o sangre en la noche. Yo lo siento

porque mi cuarto un poco se ha inundado.

En las alturas de Asia muere un pájaro

contra la libertad del horizonte

herido por los rastros de metralla

que recorre la guerra. Lo percibo

porque una pluma cae sobre mi mesa.

Llora por las planicies africanas

un niño abandonado con el vientre

hinchado por el hambre que devora

su menuda armazón. Yo me doy cuenta

porque lágrimas mojan mis papeles.

En alguna ciudad de Norteamérica

un aullido final se ha levantado

desde la silla eléctrica que abraza

a un negro y su condena. Yo lo aprecio

por una sacudida de mi lámpara.

Nada se mueve nunca, ni la hoja

de un árbol sin la expresa voluntad

del cosmos conmovido y simultáneo

y se prolonga en sucesivas ondas

hasta herirnos de pronto en nuestra casa.

DONDE HAYA DUDA, PONGA YO LA FE

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La siguiente oración, atribuida a san Francisco de Asís, también llamada “Oración simple” y “Oración franciscana por la paz”, parece que fue compuesta en el siglo pasado, aunque siguiendo el espíritu y casi la letra de textos iniciales del franciscanismo. Victoriano Casas, autor de una magnífica biografía del Santo, ha escrito para nosotros: “Francisco fascina a los sencillos, a los respetuosos y admiradores del misterio, de la belleza y de los hombres: tantos buscadores de caminos, tantos cansados e inquietos, tantos creadores y desesperados han dado, llevados de su mano, con el Evangelio”.

Sugerencia:a ver si tenemos también nosotros esa suerte y descubrimos perfume de Bienaventuranzas en la comprometida belleza de estos versos...

HAZ DE MÍ UN INSTRUMENTO DE TU PAZ

Señor, haz de mí un instrumento de tu paz:

donde haya odio, ponga yo amor,

donde haya ofensa, ponga yo perdón,

donde haya discordia, ponga yo armonía,

donde haya error, ponga yo verdad,

donde haya duda, ponga yo la fe,

donde haya desesperación, ponga yo esperanza,

donde haya tinieblas, ponga yo la luz,

donde haya tristeza, ponga yo alegría.

Que no me empeñe tanto:

en ser consolado, como en consolar;

en ser comprendido, como en comprender;

en ser amado, como en amar.

Porque dando, se recibe;

olvidándose de sí, uno se encuentra;

perdonando, se es perdonado;

muriendo, se resucita a la Vida.

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9. LOS DEMÁS

1. Dios-Amor se hizo hombre en Jesucristo

AMAOS, de Manuel Alonso Alcalde

NADIE COMO EL QUE AMA, de Carmelo Guillén Acosta

2. Cuando nace un hombre

CUANDO NACE UN HOMBRE, de Ángela Figuera

LA LLAMADA, de Gerardo Diego

YO NO TENGO QUE IR A THAILANDIA, de Gloria Fuertes

3. Que te pasa lo que a Dios

AUTOBIO, de Gloria Fuertes

FIESTA DE VIVIR, de José María Fernández Nieto

HE CEDIDO MIS OJOS, de Torcuato Luca de Tena

y4. Pon al viento a volar tu corazón

LOS QUE NO DANZAN, de Gabriela Mistral

LA REPERCUSIÓN, de Leopoldo de Luis

HAZ DE MÍ UN INSTRUM. DE TU PAZ, atrib. a Fco. de Asís

10. ESTE DOLOR

1. Donde hay dolor hay terreno sagrado

ESTE DOLOR, de María Luisa Mora

LA VISITA DEL MAL, de Antonio Colinas

2. Pájaros desatados son las lágrimas

AY, SI NO FUERA POR…, de Pilar Paz Pasamar

ESTABA DIOS AQUÍ, de Francisco Garfias

UN BIEN, de Claudio Rodríguez

y3. Une al gran coro de los mundos tu voz

PECAR, de Amado Nervo

APRESURA, SEÑOR, TIENDE TU MANO, de Torcuato Luca de Tena

ÚLTIMA VOLUNTAD, de Enrique García Márquez

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