(79-07-G) ¿Predica Jesús sólo la "cercanía de un Padre perdonador”? El Jesús de J.A. Pagola

Hoy escriben Antonio Piñero / Fernando Bermejo

Una nota previa: voy a citar tanto a mi colega Fernando, que me ha parecido bien poner en este encabezamiento el nombre de los dos.

Sigo (A. P.) con mi comentario a largo plazo al Jesús de Pagola. En el capítulo 2 “Vecino de Nazaret” hay también algunas otras afirmaciones que voy a comentar, aunque de algún modo han sido aludidas ya en postales anteriores. En la presente ocasión sí merecen de nuevo, opino, al menos una apostilla.

En primer lugar me parece que no es correcta, al menos tal como está, la frase de la página 58:

“El proyecto de Jesús le llevó a recorrer Galilea anunciando no un juicio airado de Dios, sino la cercanía de un Padre perdonador”.


Opino que es verdadera una cierta insistencia de Jesús en la cercanía de un Padre perdonador (segunda parte); peeo me parece que no es verdadera la primera.

Como está redactada, y como creo que la entiende Pagola, la frase citada omite todo lo que de juicio negativo de Dios en contra del pecador que no se arrepiente hay en la predicación de Jesús. Y diría más: la omisión me parece seria, porque creo que este juicio airado de Dios contra el malvado pertenece esencialmente a la predicación de Jesús sobre el reino de Dios que conlleva necesariamente la idea de un juicio, positivo para los que entran en él, y totalmente negativo para los que no entran, es decir, escuchan el mensaje.

Esta frase de Pagola que estoy apostillando me parece que está destinada a recalcar exageradamente las diferencias entre Jesús y Juan Bautista, que las hay, sin duda, pero son muchísimas más las semejanzas. Entre estas semejanzas me parece casi evidente que el mensaje del Nazareno contiene tanto elementos –anuncios- de salvación como de condena radical -al fuego eterno, ayes contra los fariseos, etc.- a quienes no oyen su predicación sobre el Reino.

Espigando entre lo que dijo nuestro colega Fernando Bermejo en su postal del día 09/05/07 anotamos en extracto:

»Una de las ideas más extendidas en la exégesis neotestamentaria es la de que un luminoso y cordial Jesús predicó únicamente buenas noticias, a diferencia de un Juan el Bautista sombrío y vociferante, dedicado supuestamente a hablar sólo de la ira divina y la condenación […] Es fácil mostrar que ese cliché es únicamente una piadosa ficción carente de fundamento, como muestra el análisis pausado de los textos…

»Comencemos por el Bautista. Ciertamente, la imagen del fuego inextinguible que quemará la paja es elocuente (Mt 3,12), pero basta con un rápido vistazo al resto de las escasas noticias que se tienen sobre Juan para que rápidamente afloren otros aspectos mucho más positivos. El bautismo presupone ya la llamada al arrepentimiento y a un cambio de vida dictado por las ideas de justicia y el compartir con el más desgraciado. La imagen del trigo que se junta en el granero (Mt 3, 12; Lc 3, 17) es una metáfora de la congregación escatológica de los justos, y por tanto un elemento obvio de esperanza y salvación.

»Es, por tanto, meridianamente claro que el mensaje del Bautista comprendía también “buenas noticias” (véase Lc 3, 18: “Y así, con estas y con otras muchas exhortaciones, anunciaba al pueblo la buena nueva”). De hecho, si el Bautista atrajo a tanta gente (incluido al galileo Jesús de Nazaret) no fue porque se limitara a amenazar con voz tonante a quien pasara por su lado: basta el sentido común para concluir que si el Bautista hubiera predicado sólo –o incluso principalmente- un mensaje funesto, la atracción popular que concitó debería achacarse a un fenómeno de masoquismo colectivo; sin duda, quienes fueron atraídos por él lo fueron por buenas y esperanzadoras noticias.

»Ciertamente, la acción escatológica de Dios es concebida siempre en el judaísmo como algo que tiene una vertiente de condena y otra de salvación. El judío Jesús no es una excepción: también su predicación contiene tanto el doble anuncio de la salvación y del juicio condenatorio.

»Jesús no fue simplemente el predicador genérico del amor y la bondad, que no constituyen en modo alguno la “esencia” de su mensaje. El concepto de Reino de Dios, en tanto que realidad escatológica, contiene la idea del juicio, el cual inevitablemente posee tanto una dimensión gozosa –para quienes se salvan– como una terrible –para los condenados–: al igual que en la era hay paja para quemar y trigo para colectar (una imagen utilizada por el Bautista), en el banquete escatológico (una imagen utilizada por Jesús) hay invitados, pero hay también excluidos. La aniquilación del mal es el reverso inexorable del anuncio de salvación.

»Vayamos a los textos que hablan de Jesús. Si uno considera v. gr. el evangelio de Mateo, resulta que de las 148 perícopas en que cabe dividir este evangelio, no menos de 60 (¡es decir, un 40 por ciento de la obra!) tratan del juicio escatológico o se refieren a él; el tema está presente por doquier (de hecho, todos los discursos de Jesús acaban con anuncios del juicio, que naturalmente incluye la posibilidad de la condenación).
Aun admitiendo que la utilización intensiva de este tema responde a un énfasis propio de Mateo, que lo ha reelaborado y ampliado en función de intereses teológicos, es innegable que su carácter central no se debe a una invención mateana (el anuncio del juicio ocupa en la fuente Q un lugar prominente): el alcance del énfasis mateano sería incomprensible si la doctrina original de Jesús no hubiera contenido este aspecto.

»Una de las pruebas más claras de la importancia de la idea del juicio escatológico en la predicación de Jesús es la multitud y viveza de las imágenes utilizadas:

Juicio forense (v. gr. Mt 12, 41s; Mt 5, 25s; prisión por deudas: Mt 18, 23ss);

Cosecha (Mt 9, 37ss; 13, 30.41ss);

Rendición de cuentas (símil extraído del mundo de los negocios: Mt 25, 19-28);

Tortura (Mt 18, 34-35);

• “Ser arrojado en el Sheol” (Mt 11, 23);

Exclusión del banquete (Mt 8, 11-12; 25, 1-13);

Catástrofes inesperadas (diluvio: Mt 24, 37-39; riada: Mt 7, 24-27), caída en una fosa (Mt 15, 14), etc.

»Además, el anuncio del juicio aparece en diversos géneros: parábolas (Mt 25, 41.46; Lc 16, 43), anuncios proféticos (Q 10, 12-15), advertencias a seguidores (Q 13, 24), polémicas contra adversarios (Q 13, 28; Lc 6, 25), etc.

»En este sentido, la escatología de Jesús se inserta totalmente en las concepciones judías habituales, y en particular en el anuncio del Bautista. Entre los muchos pasajes probablemente pertenecientes al Jesús histórico, baste citar Mt 8, 11-12 (con paralelo en Lc 13, 28ss), Mt 11, 20-24 (el lamento por las poblaciones de Galilea, con paralelo en Lc 10, 13-15) ó Mt 13, 47-50 (con variante en el logion 57 del Evangelio de Tomás). Hay también en Mc 9, 3-48 material probablemente del Jesús de la historia.

»En conclusión: al igual que Juan el Bautista, Jesús no sólo anunció buenas noticias, sino también algunas muy malas. El kerigma de estos predicadores contenía al mismo tiempo un evangelio y un “disangelio”. Por tanto, la contraposición de un Jesús anunciador de un mensaje alegre a un Bautista predicador de la condenación es un cliché penosamente caricaturesco. Cualquiera que siga repitiéndolo -y así lo hacen legiones de exegetas y teólogos- peca de arbitrariedad, desprecia la verosimilitud histórica y se limita a soñar despierto«.

Saludos cordiales de Antonio Piñero y Fernando Bermejo

www.antoniopinero.com
Volver arriba