Laborem exercens (LE), sobre el trabajo humano, de San Juan Pablo II constituye una de las enseñanzas claves y centrales de la Doctrina Social de la Iglesia
"La Iglesia está vivamente comprometida en esta causa, porque la considera como su misión, su servicio, como verificación de su fidelidad a Cristo, para poder ser verdaderamente la «Iglesia de los pobres»" (LE 8).
"Se debe ante todo recordar un principio enseñado siempre por la Iglesia.Es el principio de la prioridad del «trabajo» frente al «capital»" (LE 12)
El método (camino) de todo este pensamiento y teología es el Don, la Gracia del Amor de Dios-digno de fe, que se realiza en la opción por los pobres como sujetos de la misión, de la justicia y la liberación integral de todo mal e injusticia.
Si en Europa se planteó como hacer filosofía y teología después de Auschwitz, en América Latina y Sur empobrecido se realiza en el mismo Auschwitz, desde Ayacucho o El Mozote, ese lugar real y actual del mal e injusticia, que padecen los hambrientos y pobres del Sur.
Francisco afirma que, “para la experiencia cristiana, todas las criaturas del universo material encuentran su verdadero sentido en el Verbo encarnado, porque el Hijo de Dios ha incorporado en su Persona parte del universo material, donde ha introducido un germen de transformación definitiva” (LS 235).
El Papa nos enseña muy bien, por tanto, que “Las Personas Divinas son relaciones subsistentes, y el mundo, creado según el Modelo Divino, es una trama de relaciones..." (LS 240).
Estamos celebrando el aniversario de la publicación de la encíclica social del Papa León XIII, Rerum Novarum (RN) aparecida en 1891, con la que se abría la serie de documentos eclesiales que conforman la conocida como doctrina (enseñanza) social de la iglesia (DSI)
También conmemoramos el movimiento del 15-m, aquellos indignados por la crisis de la injusticia social-global que vivíamos en aquel momento (2015). Un amplio y diverso movimiento ciudadano, social que se manifestaba en las calles de España por la democracia real, por un mundo más justo y solidario con derechos.
Como se muestra muy bien, para una auténtica reforma y cambio global, la respuesta a esta crisis es desarrollar todas las capacidades y talentos humanos, sociales, culturales, morales y espirituales, esto es, la santidad.
Así nos lo visibilizan la vida de innumerables testimonios de la fe e iglesia como son los santos. En este día que celebramos a esa maravillosa mujer que es Santa Catalina de Siena y, recientemente, con la proclamación de la canonización del hermano Carlos de Foucauld, otro magnífico testigo del Evangelio de Jesús.
San Pablo VI nos comunicaba que, “si es verdad que el mundo se encuentra en un lamentable vacío de ideas, Nos hacemos un llamamiento a los pensadores y a los sabios, católicos, cristianos, adoradores de Dios, ávidos de absoluto, de justicia y de verdad
"La opción solidaria del amor preferencial por los pobres es central en esta bella e imprescindible encíclica"
"La tradición y enseñanza de la fe e iglesia nos transmite, de forma similar (unido inseparablemente) a la eucaristía, cómo el pobre es presencia (sacramento) real de Cristo pobre y excluido"
"Francisco denuncia proféticamente y se opone a estos monopolios (totalitarismos), falsos dioses, del estado y mercado"
La Trinidad nos manifiesta al Dios del amor y la comunión fraterna, revelado plenamente por su Encarnación en Jesucristo, que es fuente fecunda u horizonte para unas adecuadas y buenas relaciones humanas, sociales e históricas.
"Todo está conectado, y eso nos invita a madurar una espiritualidad de la solidaridad global que brota del misterio de la Trinidad” (Francisco, LS 238).
Hay que leer, estudiar e investigar bien y con honradez intelectual las enseñanzas del Papa Francisco, en continuidad y actualizando claramente la tradición de la fe e iglesia con su magisterio.
En la línea de la tradición y enseñanza de la iglesia, Francisco enseña los valores y principios firmes, permanentes, universales e innegociables que han de guiarnos en la vida espiritual, humana, social y política.
Estamos celebrando el 100 aniversario del nacimiento de San Juan Pablo II, que nos ha dejado un significativo legado filosófico y teológico con su magisterio.
La iglesia se ha opuesto claramente a los supuestos filosóficos-antropológicos del comunismo colectivista o colectivismo, de la misma forma ha rechazado y negado éticamente al capitalismo en su mismo espíritu o raíz, como muestra claramente San Juan Pablo II.