“Más que llorar, debemos proponer salidas con esperanza” Osoro critica los recortes en los que “los más afectados son los que menos tienen”

(Jesús Bastante).- "La gran preocupación en el tema de los recortes es que los más afectados son los que menos tienen". El arzobispo de Valencia, Carlos Osoro, lanzó esta mañana una velada crítica a la política de austeridad lanzada por el Gobierno en España. "Los más pobres son los que más sufren esta situación", apuntó el arzobispo, quien subrayó la obligación de "fijarnos en los que más nos necesitan".

En declaraciones a los medios antes de intervenir en los Cursos de Verano de la Universidad Rey Juan Carlos de Aranjuez, Osoro llamó a la implicación de todos para solucionar la crisis. "Más que llorar, debemos proponer salidas con esperanza", apuntó, recordando la labor que distintas instituciones de la Iglesia están llevando a cabo para mejorar la situación de tantas personas que más sufren.

El cardenal Cañizares presentó a Osoro como "un hombre de Dios, de amistades, de fidelidad" que "lo que busca el servicio al hombre". Destacó su amistad a lo largo de los años y reivindicó su sabiduría sobre la cuestión educativa, en un momento en el que "el fracaso principal de la sociedad es el fracaso educativo".

En su conferencia, Osoro recalcó que "estamos en tiempo de emergencia educativa". Pese a todo, abundó en que "Dios da horizontes y perspectivas para vivir con los demás, también en la educación".

"La gran emergencia está en la educación", señaló el arzobispo, quien criticó que "se ha perdido el norte, hay una falta total de ideas". Parafraseando la más de un centenar de ocasiones en las que Benedicto XVI se ha pronunciado acerca de la crisis educativa, Osoro denunció la politización de la educación y la sensación de frustración y pérdida generalizada. "Palabras como obediencia sacrificio, responsabilidad parecen haber desaparecido del vocabulario educativo. La educación sufre un desconcierto grande".

"La educación está en peligro, y urge repensarla, analizando tanto la crisis actual como sus más hondas raíces", señaló el prelado.

En este punto, reivindicó normas de comportamiento y valores que sirvan no sólo para la transmisión de conocimientos, sino para una formación completa de la persona. "Se ha instalado la cultura del facilismo, olvidando que una cultura sin enseñanza se convierte en una retórica vacía", analizó Osoro, quien reconoció que educar "cada vez es una labor más ardua y precaria. Padres, profesores... tienen una responsabilidad directa para ofrecer certezas sólidas y criterios sobre los cuales construir la vida. No se puede caer en la desconfianza y la resignación".

"No podemos rendirnos", concluyó Osoro. En vez de la resignación, es necesario "suscitar la pasión por la educación, que no se limita a un conjunto de técnicas o una pura didáctica. Es una forma de entender al hombre".

Para educar es imprescindible "proponer también el pasado, que permite una mirada totalizante sobre la realidad, y una imagen de destino". Porque "educar es formar para que las personas sepan entrar en relación con el mundo".

"La educación constituye uno de los puntos fundamentales de la cuestión antropológica actual", y más en una "sociedad que ha roto los vínculos más sagrados y más dignos, donde las personas se han instalado", por lo que hay que "ofrecer objetivos convincentes para la conciencia humana". En este punto, Osoro habló de una "crisis de fe" que "hace inevitable esta crisis educativa".

"El siglo XXI es descreído y superficial. No sólo desaparece la esperanza en Dios, sino la misma esperanza en el hombre", señaló. Por ello es tan urgente "el encuentro con el hombre y con Dios", y la "emergencia educativa no puede dejar indiferente a la sociedad, y por supuesto a la Iglesia".

Otra raíz de esta emergencia educativa es, para Osoro, el relativismo "invasor, que deja como última medida al propio yo y sus antojos", como señaló Ratzinger en la apertura del Cónclave que lo eligió Papa. También denunció cómo se quiere hacer que la Iglesia admita ciertas realidades "que no puede admitir".

Finalmente, el arzobispo habló de "un huésped inquietante" en el corazón del nihillismo. "La desesperanza". Realmente, como asegura el Papa, "ha ido carcomiendo la cultura actual, especialmente en la familia y en la escuela". Frente a ello, construir la identidad, que arranca "reconociendo en primer lugar al otro". "Si falta la escuela y la familia, sólo quedará la calle".

Pese a las dificultades, "hay que tener esperanza y redescubrir la tarea educativa como un inmenso valor al que estamos llamados. En un tiempo que ofrece como criterios de valor el éxito y el pragmatismo inmediato, la referencia a la trascendencia estimula y motiva horizontes nuevos para la Humanidad y para la educación".

"¿Estamos dispuestos a dar todo nuestra mente y corazón a Dios?", preguntó Osoro, refiriéndose a la escuela católica. "¿Es tangible la fe? ¿Se expresa en la liturgia, en la oración, en los actos de caridad, en el respeto a la justicia?". En este punto, pidió a la escuela católica que se involucre en la vida de la sociedad, con un testimonio "al servicio de los hombres y de la familia humana". Y pidió educadores "hombres y mujeres que no abdiquen de su vocación de actuar, dispuestos y comprometidos en el desarrollo integral de la persona humana".

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