El 9 de abril, cuando en Colombia celebrábamos el día de la memoria y solidaridad con las víctimas, un grupo de mujeres“arroparon” con un manto hecho y bordado por ellas mismas, la fachada de la casa de la Comisión de la Verdad en Bogotá.
Vi en esas mujeres un icono de la Iglesia, me pareció que, en la vida de ellas, en lo que hacen y en lo que dicen, sucede el misterio eclesial más que en muchos templos y catedrales.
Veo palpable en esas tejedoras el misterio de la Iglesia, y es que en ella todo lo que hacemos, celebramos, oramos y creemos, es para tejer memoria del Crucificado, y esa memoria y la de las víctimas es una y la misma.
la misión de la Iglesia en este país que busca la paz: tejer la verdad, que en definitiva es el Evangelio de Cristo despedazado en tantas historias de dolor, y arropar con él a las víctimas.
Las tejedoras decían también que muchos que se creen cuerdos las llamaban “las locas de la aguja”,...Creo que así tenga que ser la Iglesia, también una “loca de la aguja”, nunca cansada de coser comunión