El Papa abre el Congreso de Líderes de Religiones Mundiales y Tradicionales de Kazajistán, presentando cuatro desafíos globales: la pandemia, la paz, la acogida fraterna y la casa común
"Es la hora de dejar sólo a los libros de historia los discursos que, por demasiado tiempo, aquí y en otros sitios, han inculcado sospechas y desprecio respecto a la religión, como si fuera un factor de desestabilización de la sociedad moderna"
"Defender las propias seguridades adquiridas y cerrar las puertas por miedo viene de manera instintiva; es más fácil sospechar del extranjero, acusarlo y condenarlo antes que conocerlo y entenderlo"
"Seamos conciencias proféticas y valientes, hagámonos prójimos a todos, pero especialmente a los tantos olvidados de hoy, a los marginados, a los sectoresmás débiles y pobres de la sociedad, a aquellos que sufren a escondidas y en silencio, lejos de los reflectores"
"Purifiquémonos de la presunción de sentirnos justos y de no tener nada que aprender de los demás; liberémonos de esas concepciones reductivas y ruinosas que ofenden el nombre de Dios por medio de la rigidez, los extremismos y los fundamentalismos, y lo profanan mediante el odio, el fanatismo y el terrorismo, desfigurando también la imagen del hombre"
"No justifiquemos nunca la violencia. No permitamos que lo sagrado sea instrumentalizado por lo que es profano. ¡Que lo sagrado no sea apoyo del poder y el poder no se apoye en la sacralidad!"
"Dios es paz, y conduce siempre a la paz, nunca a la guerra"
"Sigamos adelante juntos, para que el camino de las religiones sea cada vez más amistoso"