Los crucificados siguen siendo los mismos.

A veces vale más una imagen que mil palabras. En esta sociedad ya sobran palabras, estamos más que saturados, ésta ya se ha devaluado, y ya no es lo que era.
Una vez más el sufrimiento de los inocentes y pobres vuelve a ser una realidad, esta vez en Bagua (Amazonas-Perú).


Decenas de peruanos e indígenas acribillados “literalmente” por la fuerza desproporcionada por parte de la policía contra la población civil.
Estas comunidades vienen realizando desde hace un tiempo un paro en defensa de su territorio, explotación minera y petrolera de su región.
De nuevo el sistema neoliberal capitalista recobra protagonismo. Su presidente Alan García promulgó una serie de decretos que vulneraban los derechos de la población, en consecuencia, el pueblo, durante un año ha estado demandando la derogatoria de dicho decreto con total indiferencia por parte del gobierno.
La vida humana es un valor fundamental a ser respetado. No podemos comportarnos como auténticos indeseables. ¿Hasta dónde es capaz de llegar el hombre? ¿Dónde queda la dignidad y la justicia? Los crucificados siguen estando ahí y nosotros entre tanto, nos pasamos el tiempo hablando y hablando…
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