Una vida de compromiso con los gitanos Premio "Solidaridad con G" para la Hija de Jesús Carmen López Arjona

(Hijas de Jesús).- Carmen López Arjona, religiosa Hija de Jesús (Jesuitina), lleva más de 60 años dedicada a la promoción de las personas de la comunidad gitana. Mujer de 85 años, con mucha energía y vitalidad, es una gran conocedora del pueblo gitano.

Actualmente vive en A Coruña donde sigue realizando visitas a familias y labores de alfabetización de adultos y apoyo escolar en el centro cívico de su barrio. "Cuando ven cariño y que nos acercamos, entonces ellos se vuelcan". De los gitanos destaca su respeto a los mayores y la solidaridad que tienen entre ellos, aunque muchas veces les advierte que "habéis perdido lo bueno de los gitanos y habéis cogido lo malo de los no gitanos".

Corría el mes de agosto de 1958 cuando, tras su proceso de formación inicial en la Congregación, Carmen López Arjona llegaba a Vigo. Durante los primeros años en la ciudad estuvo dedicada al recientemente inaugurado colegio que las jesuitinas tienen en la ciudad y a la Escuela de Magisterio que por aquel entonces regentaban.

Pero tras una conversación con un padre de familia de una de las colegialas, preocupado ante la gran cantidad de niños gitanos sin atender que había en el barrio, su vocación como educadora se reorienta. La Congregación se plantea qué puede hacer ante esa situación, y decide encargar a Carmen que los acoja en las aulas del colegio Miralba una vez terminadas las clases. Así, poco a poco, implicando primero al resto de hermanas de la comunidad y luego a religiosos de otras congregaciones (josefinas, maristas, jesuitas, teresianas...), el proyecto fue creciendo y cada vez se fue atendiendo a más niños y familias gitanas.

En el año 1977, Esperanza Goyenechea, Superiora Provincial de las Hijas de Jesús, acepta la petición de Carmen López de dedicarse por entero a los gitanos. Con la ayuda del obispado, se abre en marzo de 1978 la Escuela Puente en un local de la calle Méndez Núñez (actualmente centro de la UNED) cedido por la parroquia de la Colegiata de Vigo.

Los comienzos son difíciles y pasaron meses hasta que acudieron los primeros jóvenes. Fueron dos chicos de 13 y 15 años, que a los dos meses ya sabían leer. "Hablamos con los médicos del hospital, para que a los gitanos les diesen los tratamientos escritos a máquina, de tal manera que al salir del médico iban corriendo a junto de estos chicos para que les pudiesen leer lo que debían hacer. Porque eran los únicos que sabían leer", comenta Carmen con ilusión, reconociendo que a partir de entonces se produjo un efecto llamada y las clases rápidamente se llenaron.

Cuenta Carmen López que la ayuda por parte de la Congregación fue siempre máxima, enviando a otras hermanas para dedicarse en exclusiva a la Escuela Puente y la promoción de los gitanos. También contaron con la colaboración del obispado, de otras congregaciones religiosas y del propio ayuntamiento.

De esta manera, además de las clases, se pudieron realizar otra serie de proyectos, como el de ayudarles con el papeleo ante la Administración Pública (solicitud del carnet de identidad, empadronamiento y registro, libros de familia, cartilla sanitaria...) o la organización de cursos de alfabetización de adultos, cursillos para obtener el carnet de conducir, o talleres de costura. Y en ellos siempre primando la promoción de la mujer.

Todo el trabajo realizado en esta Escuela Puente favoreció la posterior integración del alumnado gitano a partir de la mitad de la década de los ochenta en los distintos centros escolares de la ciudad. Pero la labor continuó, pues realizaban un seguimiento de los chicos, favorecían el contacto de las familias con los colegios, facilitaban el material escolar en aquellos casos en que fuese necesario...

Actualmente, Carmen continúa trabajando a favor del pueblo gitano, ahora desde A Coruña. Cada semana visita a las familias en diferentes poblados de la ciudad y da clases de alfabetización para adultos y de apoyo escolar en el centro cívico de su barrio.

Premio "Solidaridad con G", de la FSG

Tras esta dilatada trayectoria, que ella siempre atribuye al esfuerzo de toda la Congregación y a la ayuda de muchas hermanas, la Fundación Secretariado Gitano le concede este miércoles 23 de febrero el premio "Solidaridad con G", en su modalidad individual, "por toda una vida de compromiso dedicada a impulsar la promoción de las personas gitanas y mejorar sus condiciones de vida".

De su experiencia en el trato con los gitanos, Carmen López destaca de ellos el respeto que tienen a sus mayores y la solidaridad que muestran unos con otros. Para ellos "no hay ni mío ni tuyo, sino el que lo necesita. Y si cae uno enfermo, ahí acuden todos. Aunque hoy en día no. Han ido perdiendo lo bueno de los gitanos y cogido lo malo de los no gitanos".

"Yo le digo siempre a los voluntarios que vamos a darles cariño, y a estar con ellos. Y si está un día lloviendo, pero tienes que subir, pues subes. Y eso lo aprecian mucho, aunque no lo comuniquen, porque el gitano es muy tímido", explica Carmen desde la abnegación y humildad que una vida entregada a los demás le ha ido inculcando.

Y desde sus 85 años de experiencia acumulada nos lanza a todos un reto: tratar con cariño y paciencia a todo el mundo, especialmente a aquellos que no siempre hacen las cosas del todo bien, "recibiéndoles con una sonrisa grande, y como si no hubiese pasado nada, tratando de ganártelo. Porque hay que ganarse a la gente, una veces escuchando y otras reprendiendo, pero siempre mostrándoles cariño".

Y es que Carmen siempre ha visto en el gitano el rostro del Señor, "y luego cuando hago oración veo lo que él hace y me digo que esto que estoy haciendo no es nada con lo que Él hizo. Y eso a mí me espolea; y si un día me dan un desprecio, no lo tengo en cuenta y sigo adelante".

"La Madre Cándida (fundadora de la Congregación) hoy nos diría que atendiéramos a los más necesitado, porque fue lo que ella hizo, y que estuviésemos muy pendientes del otro. Porque el muy necesitado no es sólo quien no tiene para comer. Hay otras muchas necesidades que hay que atender, que hay que escuchar".

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