Pablo no tiene conflictos con otros grupos cristianos. La imagen sesgada del Apóstol en los Hechos (y XV) (109-58)

Hoy escribe Antonio Piñero

Terminamos hoy esta serie de quince postales en la hemos presentado sólo un ejemplo –de la mano de Senén Vidal- de la compleja "tendencia" o "sesgo" -en sentido meramente técnico, procedente de la Escuela de Ferdinand Christian Baur, Tubinga, en torno a 1830- de unos de los autores neotestamentarios, Lucas, y en una de sus obras, los Hechos de los apóstoles. En el Evangelio hay también su tendencia, pero en parte es diversa.

Por último:

“En correspondencia con su imagen de unidad del cristianismo de los orígenes, el libro de los Hechos elimina de su figura de Pablo los rasgos conflictivos con otros grupos cristianos, bien silenciando sin más las tensiones, bien trivializándolas o camuflándolas (S. Vidal, Pablo. De Tarso a Roma, p. 27)”
.

El primer caso es el relato de Hechos de la asamblea de Jerusalén. Ya hemos contrastado Gál 2,1-10 con Hch 15,1-29, y no es necesario repetirlo. Recuerden los lectores que en el comentario al libro de Joachim Gnilka sobre Pablo (véase postal 119, del martes 1/12/2009) escribimos:

Hay tres consideraciones fundamentales que demuestran que el autor de Hechos adelanta a ese “Concilio” la elaboración y promulgación de las “normas o recomendaciones de Santiago” sobre las “leyes de Noé” (Hch 15,28ss) que deben cumplir los paganos convertidos a la fe en Jesús. Tales cláusulas responden a una reglamentación posterior, y no fueron fijadas y proclamadas allí, en el “Concilio” y enviadas por carta. Por tanto, no fueron fijadas en la asamblea de los apóstoles y sólo Lucas, siguiendo su intención armonizadora, las vinculó con la “asamblea” de Jerusalén.


Otro caso es el conflicto en Antioquía entre Pablo y Pedro, narrado con toda crudeza en Gálatas 2,11-14. Tampoco es necesario repetirlo. S. Vidal interpreta que

“el autor de los Hechos camufla el suceso presentándolo como una discusión entre Pablo y Bernabé por causa de Juan Marcos (15,36-40), mientras que el suceso real y serio sólo está descrito en Gálatas” (p. 27).


El autor de Hechos casi silencia la colecta de las comunidades paulinas a favor de la comunidad de Jerusalén, que tanta importancia tiene en las cartas auténticas de Pablo (por ejemplo, en 2 Corintios 8 y 9). Éste es un caso curios de sesgo, pero que e explica relativamente bien.

Concluyo con dos citas del mismo S. Vidal, porque su interpretación –como veremos, tanto de la colecta como del conflicto antioqueno es sugerente-:

“Hechos no hace mención de la colecta en el relato de Pablo a Jerusalén, aunque la fuente que utiliza sí parece conocerla. Probablemente, a ella se refiere la lista de acompañantes de Pablo en Hch 20,4…, y Hch 21,18-26 señalaría indirectamente las condiciones impuestas a Pablo por la comunidad de Jerusalén para aceptar la colecta. Sólo posteriormente se hace una indicación confusa y de pasada sobre esa colecta en Hch 24,17 (“«Al cabo de muchos años he venido a traer limosnas a los de mi nación y a presentar ofrendas”). Creo que la razón de este silencio de Lucas se debe precisamente al hecho de que la colecta significó realmente un conflicto, algo que el autor de Hechos prefiere ocultar” (p. 27).


¿Qué conflicto es éste? ¿Tiene alguna relación –como hemos indicado- con la disputa antioquena entre Pedro y Pablo? Leamos de nuevo a S. Vidal, quien aclara por qué Pedro se retiró de su práctica de comer con los gentiles convertidos al cristianismo en Antioquía: en efecto, regular la convivencia entre judíos- cristianos y pagano-cristianos fue la intención del decreto/acuerdo regulador (“los paganos convertidos deben respetar las leyes de Noé), que según Lucas en los Hechos se acordó en la asamblea de Jerusalén:

“Originariamente tal decreto no pudo pertenecer a [esa asamblea, en la que Santiago aparece como su promotor]. Probablemente ese decreto fue el documento traído por la delegación enviada por Santiago (a Antioquía) para imponerlo como norma de conducta a las comunidades mixtas de ‘esa ciudad, más Siria y Cilicia’ (Hch 15,23), esto es, las comunidades fundadas por la misión antioquena (de Pablo y otros).


Por tanto el decreto impondría la separación en las comidas entre los dos grupos de seguidores de Jesús, según hubieran sido previamente judíos o paganos.

La comunidad de Jerusalén intentaría así convertir en ritualmente pura la colecta de esa misión antioquena, porque al aceptar ésta la normativa judía de pureza –que regulaba la convivencia de judíos y gentiles-, la colecta ya no sería una ofrenda de gentiles pecadores y judíos apóstatas, sino de personas fieles a la Ley. Es muy posible que detrás de ese intento (de Santiago y su grupo) estuviera la presión del creciente nacionalismo judío de Palestina, como sucederá más tarde en el caso de los misioneros de Galacia” (p. 99).


Ser explica así el conflicto entre Pedro y Pablo silenciado por los Hechos: vinieron los delegados de Santiago, trajeron el decreto de separación de comunidades y Pedro lo aceptó. Pablo, indignado, se enfrentó con él: “Pero en cuanto vi que no procedían con rectitud, según la verdad del Evangelio, dije a Cefas en presencia de todos: «Si tú, siendo judío, vives como gentil y no como judío, ¿cómo fuerzas a los gentiles a judaizar?»” (Gál 2,14.

Reseñar tal conflicto no entraba en los intereses del autor de los Hechos.

Y así concluimos este ejemplo de “tendencia” o “sesgo”, que espero haya sido claro; y un ejemplo que no me he inventado yo, y por tanto criticable, sino que procede de un libro y de una autor que tiene el “nihil obstat”/ "imprimatur" (ahora se dice “Con las debidas licencias”: p. 4, contraportada de la obra de S. Vidal).

Descubierta la “tendencia” de un autor, no sólo conseguimos dudar sanamente de ciertas afirmaciones suyas, sino que, como hemos indicado ya, todos los datos que se introduzcan en su texto, por la fuerza de una tradición anterior que no puede ocultarse, o por despiste, o por inconsciencia del autor, datos que vayan contra la tendencia o sesgo, tienen muchas probabilidades de ser históricos.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com
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En el otro blog, “Cristianismo e historia” de la revista “Tendencias21” el tema es el siguiente:

“Primera consecuencia de lo ocurrido en la denominada institución de la Eucaristía, según la reconstrucción basada en los textos. ¿Instituyó Jesús realmente la eucaristía?”.
Saludos de nuevo
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