Evangelio de Lucas 23,26-43. Crítica de fuentes (200-22)

Hoy escribe Antonio Piñero


Aparte de la crítica interna al texto evangélico que como dije se aplica a todos los autores de la antigüedad (ejemplo crítica a la construcción de Marcos del secreto mesiánico con sólidas razones; crítica a Tito Livio por el partidismo de presentar siempre o casi siempre la expansión de Roma a costa de sus vecinos como si fuera sólo “legítima defensa”, hay otros modos de análisis que son interesantes también .

Hace tiempo que he escrito sobre lo que se llama “crítica de fuentes de los evangelios”, a saber ¿es posible saber por medio del análisis y la comparación si lo que estamos leyendo, por ejemplo un pasaje de Lucas, se basa en una fuente previa y de qué estilo? Teóricamente al menos tiene su importancia. Ahora quiero retomar el tema brevemente.

Es preciso recordar algunos principios fundamentales de este método de análisis del Nuevo Testamento, sobre todo de los Evangelios:

• Si se logra atisbar (por medio del análisis interno, o bien comparándolo con textos de los otros pasaje evangélicos que sean paralelos) cómo pudo ser la fuente que Lucas utiliza en un pasaje determinado, se podría percibir con qué posible fidelidad la sigue Lucas y se podrían obtener conclusiones acerca de la fiabilidad de su Evangelio respecto a sus fuentes.

• Si se logra descubrir que el evangelista sigue una fuente diversa de la habitual, y si se puede presumir, por el análisis también que es antigua, cuanto más atrás cronológicamente nos situemos respecto a las fuentes de un Evangelista, más cerca estaríamos del tiempo del Jesús histórico.

• Si se llegara a percibir por el análisis que la fuente de la que se sirve Lucas es independiente del Evangelio de Marcos o de la “Fuente de los dichos” (que tradicionalmente se consideran anteriores cronológicamente al Evangelio de Lucas), tendríamos un argumento más de lo que se llama “atestiguamiento múltiple”, es decir: cuantas más fuentes distintas e independientes sean testimonio de una tradición sobre Jesús, más probabilidades hay de que tal o cual tradición sea histórica.

Analicemos Lucas 23,26-43, ejemplo que tomamos del volumen IV del Comentario a Lucas de François Bovon que espero que a lo largo de este año vea la luz en lengua española en la Editorial Sígueme de Salamanca. En la edición francesa que tengo ante mis ojos corresponde a las pp. 354-359.

Hagamos la comparación con los textos correspondientes de los otros evangelistas.

I. Comparación de Lc 23,26 con Mc 15,20-21

Lucas: 26 Y cuando lo estaban llevando, pusieron la mano en un cierto Simón, de Cirene, que volvía del campo. Le pusieron la cruz sobre sus hombros para que la llevara detrás de Jesús.

Marcos: “20: Y lo sacaron para colgarlo del madero. 21Y cargaron a uno que pasaba, (Simón Cireneo, padre de Alejandro y de Rufo, que venía del campo), para que llevase su madero”.


El texto de Lucas se parece a su equivalente del Evangelio de Marcos. Pero, comparándolos los dos se notan notables diferencias: en el Evangelio de Lucas

• La futura crucifixión no aparece señalada;
• No se fuerza a Simón para que lleve la cruz, sino que le ponen la mano sobre él;
• No se menciona a sus dos hijos, Alejandro y Rufo;
• Simón llevará (se utiliza otro verbo) la cruz “detrás de Jesús”, detalle que Marcos no precisa.

El único contacto literal Lucas-Marcos es aquí la expresión “que volvía del campo”.

II. Lc 23,27-31

27 Y lo seguía una gran muchedumbre del pueblo, así como mujeres que se golpeaban el pecho y se lamentaban por él. 28 Y volviéndose hacia ellas, Jesús les dijo: “Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, sino llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos; 29 Ved que vienen días en los que se comenzará a decir: Bienaventuradas las mujeres estériles, los vientres que no engendraron y los pechos que no criaron. 30 Entonces comenzarán a decir a las montañas: Caed sobre nosotros, y a las colinas: Cubridnos, 31 porque, si hacen esto con el leño verde, ¿que ocurrirá con el seco?



Estos versos no aparecen en Marcos ni en Mateo. Pero aunque sólo tengamos el pasaje de Lucas, un análisis cuidadoso de estos vv. descubre que hay en ellos dos partes diferenciadas.

La primera sería:

28 Y volviéndose hacia ellas, Jesús les dijo: “Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, sino llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos; 31 porque, si hacen esto con el leño verde, ¿que ocurrirá con el seco?


La segunda sería:

29 Ved que vienen días en los que se comenzará a decir: Bienaventuradas las mujeres estériles, los vientres que no engendraron y los pechos que no criaron. 30 Entonces comenzarán a decir a las montañas: Caed sobre nosotros, y a las colinas: Cubridnos.


Que la segunda parte parece ser independiente de la primera se ve porque el tema del v. 29 (vientres, pechos) aparece también por sí mismo, aislado del resto, en el Evangelio gnóstico de Tomás, dicho 79, tema que el autor utiliza a su modo:

“Una mujer que había entre la muchedumbre le dijo: “¡Bendito el vientre que te portó y los pechos que te alimentaron!”. Él le dijo: “Benditos los que han escuchado la palabra del Padre y la han verdaderamente observado”. Pues habrá días en que diréis: “Bendito el vientre que no concibió y los pechos que no amamantaron”,


y el tema aparece también en el mismo Evangelio de Lucas en otro contexto en 11,27-28:

“Y aconteció que diciendo él estas cosas, una mujer de la multitud, levantando la voz, le dijo: Bienaventurado el vientre que te trajo, y los pechos que mamaste. 28 Y él dijo: Antes bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan”.


De ello se puede deducir que esta sentencia de Jesús es un dicho volandero o aislado, probablemente verdadero de Jesús (en principio no parece haber razones para dudar de ello; y cuando no la hay, por hipótesis lo dicho por el evangelista tiene la presunción de verdadero), que pudo circular independientemente y que fue utilizado por Lucas en dos contextos distintos, en un sentido positivo y negativo. Los dos contexto y formas no parece que puedan ser verdaderas a la vez, sino probablemente una de ellas. Quizá sea más segura la versión de Lc 11,27-28 que está de acuerdo con la sustancia de Mc 3,32-35.

Hay otras minucias en las que se fijan los críticos. Pero las dejamos por demasiado complicadas. Estas observaciones hechas apuntan a que Lucas para este dicho tiene una fuente particular.

Texto de Marcos: 32 La multitud estaba sentada alrededor de él, y le dijeron: He aquí, tu madre y tus hermanos (y tus hermanas) te buscan fuera. 33 Y él les respondió, diciendo: ¿Quién es mi madre y mis hermanos? 34 Y mirando alrededor a los que estaban sentados alrededor de él, dijo: He aquí mi madre y hermanos. 35 Porque cualquiera que hiciere la voluntad de Dios, éste es mi hermano, y mi hermana, y mi madre.


III. Comparación de Lc 26,32-34


Lucas: 32 Y llevaron otros dos malhechores por ser ejecutados con él. 33 Y cuando llegaron al lugar llamado “Cráneo”, lo crucificaron allí y a los malhechores, uno a su derecha, el otro a su izquierda. 34 Jesús decía: Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen. Luego, se repartieron sus vestidos, y los sortearon.

Marcos 15,27: “Y crucifican con él a dos ladrones, uno a la derecha y otro a la izquierda de él (Jesús)”.

Mateo 27,38: “Entonces crucifican con él dos ladrones, uno a la derecha y otro a la izquierda”.



Mientras que Marcos y Mateo proporcionan la información en otros términos, más breves (se ve claro que Mateo sigue a Marcos literalmente), y en un lugar posterior (es decir, después del ofrecimiento del brebaje, la crucifixión en sí, el sorteo de los vestidos y la mención del titulus o inscripción colocada encima de la cruz de Jesús), por el contrario, Lucas, o más bien quizás la posible fuente que hemos detectado ya por el pasaje único en Lucas de las mujeres de Jerusalén, señala aquí la compañía de los bandidos y con un lenguaje diferente.

En efecto, si se tuviere a mano una sinopsis en griego de los evangelios se vería que en Mc 15, 27 // Mt 27, 38 estos dos evangelistas hablan de lestaí, “ladrones”, “bandidos”, mientras que Lucas escribe kakoúrgoi, “malhechores”, “bandoleros”; en lugar de “dos”, Lucas dice “otros dos”; “a la izquierda” se dice en Marcos y Mateo ex euonýmon, mientras que Lucas posteriormente (v. 34), utiliza por su parte una expresión distinta: ex aristerón). ¡Demasiadas diferencias para copiar de la misma fuente! Luego parece confirmarse que Lucas sigue aquí no a Marcos (Mateo sí lo hace, claramente) sino a una fuente diferente.

Además la importantísima primera parte del v. 34 de Lucas:

“Jesús decía: Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”


no aparece en Marcos y Lucas. Luego o bien se la inventa Lucas, o bien sigue otra fuente (Esto habrá que comentarlo aparte)

La segunda parte del v. 34:

“Luego, se repartieron sus vestidos, y los sortearon”,


Se encuentra también en Marcos y Mateo, pero en contextos diferentes:

Marcos 15,24 (2ª parte):

“y se dividen las vestiduras de él echando suertes sobre ellas qué se llevaría cada uno”


Mateo 27,35:

“Y dividieron sus vestiduras echando suertes”.


Seguiremos con este análisis
Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com
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