"Sin vuestro Padre"

Hoy escribe Fernando Bermejo

“¿No es así que dos pajarillos se venden por un cuarto; y no obstante ni uno de ellos caerá a tierra sin vuestro Padre? Hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. Así pues, no temáis: vosotros valéis más que muchos pajarillos”.

Este conocido pasaje del Evangelio de Mateo (10, 29-31), con paralelo en Lucas (12, 6-7), presenta una expresión aparentemente simple cuyo sentido, sin embargo, se ha discutido a menudo. El problema estriba en determinar qué significa la expresión griega “áneu tou patrós hymon”, literalmente “sin vuestro Padre”.

El contexto de la perícopa es una discusión acerca de algún tipo de persecución y rechazo. El versículo inmediatamente anterior es aquel que reza: “Nada temáis a los que matan el cuerpo, y no pueden matar el alma…”

El pasaje en cuestión se ha traducido de maneras diversas:

· “sin el consentimiento de vuestro Padre” (Biblia de Jerusalén);
· “sin (permiso de) vuestro Padre” (Cantera-Iglesias);
· “sin la voluntad de vuestro Padre” (Nácar-Colunga”;
· “sin el conocimiento de vuestro Padre/withouth your Father’s knowledge” (New American Bible, Revised English Bible), etc.

Los exegetas citan con frecuencia un par de pasajes en la literatura rabínica temprana en que se encuentra una expresión comparable. “Ni siquiera un pájaro es atrapado sin el cielo (= sin Dios), cuánto menos el alma de un hijo de hombre” (Génesis Rabba 79, 6). El problema es que este material rabínico parece proceder de una época sensiblemente posterior a Mateo; es un pasaje relativamente aislado y presenta problemas interpretativos similares al pasaje de Mateo.

Ahora bien, dado que el texto de Mateo está escrito en griego, deberían tenerse en cuenta las apariciones de la expresión “sin Dios” en la literatura griega. Hay muchos ejemplos de ella, dado que tanto para la preposición “sin” (áneu, khorís, díkha, áter) como para la designación de lo divino (en genitivo: theou, theôn, daímonos; además de los nombres propios de deidades) existen en griego muy diversas posibilidades.

El sintagma aparece desde Homero (Ilíada y Odisea) hasta Jámblico (Sobre los misterios), pasando por Esquilo, Sófocles, Eurípides Diodoro Sículo, Plutarco, Pausanias y muchos otros. En casi todos ellos, la expresión “(no) sin Dios” implica algún tipo de intervención divina. Esto indica que la interpretación de las palabras “sin vuestro Padre” en Mt 10, 29 con la significación “sin que Dios lo sepa” es la menos probable.

El sentido de la frase, por tanto, es que las dificultades (y aun la muerte) que habrán de afrontar los discípulos no suceden sin la voluntad de Dios: Dios admite que sucedan, por no decir que quiere positivamente que sucedan. Como Pieter W. Van den Horst ha sugerido, el autor del evangelio podría ser consciente aquí de lo que algunos han llamado “el lado oscuro de Dios”.

Saludos cordiales de Fernando Bermejo
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