Jesús y Juan Bautista fueron judíos marginales

Hoy escribe Fernando BERMEJO



Como señalé en mi primera colaboración, una de las ficciones más extendidas en la exégesis confesional (y no sólo confesional) es la que sostiene que lo que define primariamente la relación entre Jesús de Nazaret y Juan el Bautista es que entre ellos hubo diferencias abismales y un contraste insalvable.

No es en absoluto mi intención negar la existencia de algunas diferencias significativas. Mi pretensión es llamar la atención sobre lo que la inmensa mayoría de exegetas y presuntos historiadores elocuentemente silencian, minimizan o reprimen: la gran cantidad de elocuentes paralelismos entre ambos predicadores.



Comenzaré por el primer rasgo enumerado: tanto Juan como Jesús fueron judíos “marginales”, fuera del establishment.

Entre los diversos usos que el término “marginal” adquiere en el discurso sociológico, podemos empezar llamando la atención sobre uno de ellos: Juan el Bautista y Jesús de Nazaret se mantuvieron alejados de los centros de poder en Jerusalén, en los cuales no parecen haber gozado precisamente de influencia. Por supuesto, ésta es una característica compartida también por otros judíos, como los qumranitas (los miembros de la comunidad de Qumrán se marginalizaron tanto geográfica como conductualmente con respecto al resto de Israel).

Esta marginalidad no significa en modo alguno una disminución de la “judeidad” de estos individuos, todos los cuales fueron profunda e intensamente judíos.


Por otro lado, Juan aparece como una figura solitaria en el desierto, con un ascetismo que le convertía en cierto modo también en un sujeto “marginal” (Mc 1, 3ss; Mt 3, 1ss). Jesús aparece como un predicador que, aunque parece haber gozado de cierto respaldo –p. ej. Mt 4, 12ss–, ha renunciado a la seguridad vital (cf. p. ej. Mt 8, 20).

Por consiguiente: en algunos aspectos por las mismas razones, y en otros por razones divergentes, parece claro que tanto Juan el Bautista como Jesús de Nazaret merecen el calificativo de “judíos marginales”.

Saludos a todos los lectores de Fernando BERMEJO
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