Dos obras de jóvenes investigadoras


Hoy escribe Antonio Piñero:

Presento hoy dos obras, muy diferentes, pero igualmente interesantes, de dos jóvenes investigadoras que tienen en su haber, importantes contribuciones a la ciencia filológica e histórica en España.

La primera es:

Vida de los Santos Padres de Mérida. Introducción, traducción y notas de Isabel Velázquez. Editorial Trotta, Madrid, 2007, pp. 125. ISBN: 978-84-8164-957-4



Este pequeño opúsculo es un relato anónimo del siglo VII, redactado en latín en la Hispania visigoda, que describe la vida en la ciudad de Mérida, en el siglo anterior, en torno al papel desempeñado en esa villa por tres obispos importantes: Paulo, Fidel y Masona. Describe también las relaciones de éstos con los reyes y las capas altas de la sociedad, en especial las del obispo Masona y el monarca visigodo arriano Leovigildo.

Aparte de las aventuras de estos tres personajes, sobre todo de su muerte ejemplar, el opúsculo narra también otros casos variados y pintorescos de gente normalmente virtuosa, como el de un joven, Augusto, que en trance de muerte tiene una visión de la corte celestial y se la cuenta al narrador. El joven muere tras la visión, pero su santidad se ve confirmada por una aparición a un niño inocente. Otras curiosas historias son las del abad Nancto o la de un monje borracho, presa también de la gula, que muere arrepentido y cuyo cadáver se descubre años más tarde incorrupto. Hay también breves referencias a los obispos sucesores de Masona en Mérida, Inocencio y Renovato.

Toda la obra ofrece un vivo panorama de la sociedad urbana de la entonces provincia hispana de la Lusitania del sur, cuya capital era Mérida, de los conflictos religiosos y políticos de finales del siglo VI y una valiosísima información de algunos edificios e iglesias de esta ciudad, que se han mostrado históricamente irreprochables, pues han quedado confirmadas por excavaciones arqueológicas de las últimas décadas.

Este relato de las "Vidas" esta compuesto dentro de las coordenadas de unas “vidas de santos”, cuya acción transcurre a la sombra de la intervención espiritual, siempre benefactora, de la santa patrona de Mérida, la mártir Eulalia, y con el fervor de los protagonistas hacia ella. Milagro, realidad e historia se funden en este opúsculo de forma peculiar, atractiva y extraña a la vez para nuestra época, pero que tiene el poder de trasladarnos con sencillez al ambiente visigodo un siglo anterior a la invasión musulmana.


Estas “vidas” tienen una excelente y amplia introducción, de modo que parece casi imposible decir tanto y tan bien respecto a un opúsculo tan pequeño. De igual modo, las notas que acompañan a la traducción son amplias, precisas y muy informativas. La introducción aborda los temas siguientes: el autor y su obra, con el análisis de las dos redacciones que ha sufrido; estudio de su contenido: cómo entender estas “Vidas” en el conjunto de escritos hagiográficos de la Antigüedad tardía; estructura, personajes; cómo se logra la impresión de veracidad, qué fuentes usan los dos redactores, y finalmente las traducciones que hasta el momento se habían hecho a la lengua española y sus características.

La autora, Isabel Velázquez, es catedrática de Filología Latina de la Universidad Complutense de Madrid y directora del Archivo Epigráfico de Hispania, que publica una revisa importante: Hispania Epigraphica. Una de las obras de esta joven investigadora, Las pizarras visigodas. Entre el latín y su disgregación. La lengua hablada en Hispania en los siglos VI-VIII, del año 2004, nos parece muy interesante e importante para los estudios de los inicios del latín tardío vulgar y la lengua española.

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La segunda obra que deseo presentar como muestra de la pujanza investigadora de nuestra filología clásica y oriental es de una colaboradora de nuestro blog, Sofía Torallas Tovar, a quien los lectores quizá recuerden por su traducción del Evangelio de Judas, que sirvió de base a mi introducción y comentario publicado aquí a lo largo de más de 20 jornadas, y por su introducción al descubrimiento y a las características del manuscrito de este Evangelio, cuya interpretación es últimamente tan discutida. Su ficha es la siguiente:

Biblioteca Coptica Montserratensia. Papyri Montserrat Roca II, Edición de Sofía Torallas Tovar. Publicacions de l’Abadaia de Montserrat / Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Barcelona 2007, 128 pp., con 32 planchas fotográficas (algunas dobles) de los papiros. ISBN: 978-84-00-08561-2
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La obra, redactada en inglés para su difusión internacional, consta de una introducción y la transcripción y edición cuidadosa del texto copto de los fragmentos bíblicos conservados en esa lengua. Como hemos dicho, las fotografías de los papiros permiten en todo momento contrastar la rectitud de la edición, a la vez que dejan percibir el inmenso trabajo de reconstrucción de las partes perdidas o dañadas de las líneas conservadas. Supongo que esta joven investigadora habrá podido servirse para esta reconstrucción de la edición de G. W. Horner, de las versión coptas sahídica y bohaírica del Nuevo Testamento, publicada en Oxford entre 1898 y 1911, en siete y cuatro volúmenes respectivamente, además de otras innúmeras publicaciones posteriores. Pero la tarea de reconstrucción realizada por ella es inmensa y digna de todo elogio. Sofía Torallas es nieta del famoso filólogo Antonio Tovar, y en la actualidad ocupa un puesto de investigadora en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto de Filología, de Madrid.

Los papiros coptos (hay también griegos) de Montserrat fueron adquiridos privadamente, con ayuda de mecenas catalanes, por el clérigo Ramón Roca-Puig en los años 50 del pasado siglo, la mayoría de ellos en El Cairo. Este sacerdote pasó los últimos años de su vida en el Monasterio de Montserrat (murió en el 2001) al que donó estos tesoros. En la Abadía catalana existe también otra colección de unos 200 fragmentos de papiros, adquiridos hacia 1928 por un reverendo benedictino, P. Bonaventura Ubach, y donados también a la Biblioteca del monsterio.

El libro que presentamos comienza por los pequeños fragmentos del Antiguo Testamento, de los libros de Josué, 2 Samuel, Lamentaciones de Jeremías y Cantar de los Cantares. Luego, en la segunda parte, publica los restos conservados del Nuevo Testamento, de los 4 evangelios, de los Hechos de los apóstoles, de las Epístolas paulinas, de Santiago y del Apocalipsis. Los textos están pulcramente presentados, con aparato crítico, pero sin traducción, ya que la versión copta sigue fielmente el texto bíblico griego de los LXX por lo que la intelección es relativamente sencilla.

No es la primera vez que se editan críticamente en nuestro país textos coptos. Gonzalo Aranda Pérez, ahora profesor de Teología en la Universidad de Navarra, ha editado en 1984 y 1988 las versiones sahídicas de los Evangelios de Mateo y de Marcos.

La versión copta sahídica del Nuevo Testamento es del siglo III, y resulta muy interesante por su antigüedad y por la bondad de sus lecturas –que se corresponden en un alto grado con las del famoso Papiro 75 y con el Codex Vaticanus, dos de los mejores testigos del Nuevo Testamento-. Por ello es importante esta versión tan antigua a la hora de reconstruir el texto original del Nuevo Testamento: su texto es quizá un siglo anterior al de los grandes manuscritos que hoy día sirven de base para esa reconstrucción. El lector sabe ya que los textos originales del Nuevo Testamento se perdieron, pero que se reconstruyen comparando los múltiples testimonios -copias- que de ellos se hicieron nada más ver la luz esos originales -llamados "autógrafos"-. Ocurre sin embargo, que los manuscritos más antiguos del Nuevo Testamento -salvo unos 115 papiros- se perdieron por obra de las persecuciones anticristianas importantes que duraron casi 50 años: desde el 250 -emperador Decio- hasta el 298, con Diocleciano. Por ese motivo, las antiguas versiones a otras lenguas de textos del Nuevo Testamento, si son fieles, ayudan a contrastar las lecturas de los manuscritos más antiguos, que son del siglo IV. La traducción copta es una de ellas, y fue hecha casi siempre al pie de la letra, lo que hoy es una gran ventaja.

La versión bohaírica es un poco posterior, quizás de los siglos IV y V, y se le suele conceder una menor importancia como ayuda para confirmar la lectura de los grandes manuscritos unciales (escritos en mayúsculas), del siglo IV, de Nuevo Testamento. Pero también tiene su trascendencia. Su texto va de acuerdo con el famoso manuscrito Sinaítico, en parte también con el Vaticano y con el Códice D, o Beza.

Estamos de enhorabuena por estas aportaciones a la cultura en nuestro país. Y una noticia que agradará a nuestras lectoras: hay una lista de las tesis doctorales defendidas durante el curso académico pasado en la Universidad Complutense, más de 500. De ellas, y si no me equivoco, más del 75 por ciento son obras de mujeres.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
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