Jesús ¿casado, célibe, bígamo?

Hoy escribe Antonio Piñero

Seguimos presentando los temas del libro "Jesús y las mujeres" (V)

Como saben los lectores de este blog, es recurrente la discusión en libros, artículos, foros, etc., acerca del estatus personal, civil, de Jesús. ¿Era éste un judío casado? ¿Viudo? ¿Célibe? El tratamiento del tema se complica cuando no sólo abordamos estos asuntos desde el punto de vista de los Evangelios canónicos, sino de la tradición contenida en los Apócrifos. Muchas veces se acusa a los investigadores eclesiásticos de no hacer caso a estas fuentes de las que se afirma que, al menos algunas, son tan dignas de crédito como las canónicas. Se aducen textos del Evangelio de Tomás y del Evangelio de Felipe sobre todo. Teniendo en cuenta estas quejas no eludimos su estudio en el libro que presentamos.

Matrimonio

Abordar esta cuestión convenientemente significa también tratar de la postura de Jesús respecto al matrimonio, a la separación, al repudio o divorcio. Por eso en la obra que comentamos se trata expresamente de esta últimas cuestiones junto con otras, quizá no agradables para los creyentes, pero que deben ser tocadas puesto que a ellas aluden los textos antiguos declarados no canónicos: ¿un Jesús bígamo? ¿Hay rastros de un Jesús homosexual en los evangelios apócrifos?

El pensamiento de Jesús sobre el matrimonio y el divorcio se estudia en "Jesús y las mujeres" dentro del marco de lo que sabemos del pensamiento judío de la época. Para ver si Jesús se aparta o no de él hay que empezar por estas coordenadas: Puede ayudar, por ejemplo, una comparación con el Libro de los Jubileos, Testamento de Rubén, con el pensamiento fariseo y sobre todo esenio –porque tenemos más fuentes-, etc. Así se estudia la fundamentación bíblica que ofrece Jesús (cita del libro del Génesis) en Mt 19,1-4 y paralelos; la defensa que hace el Nazareno del matrimonio monógamo, las bodas como signo del Reino futuro de Dios, el sexo en el mundo futuro según Jesús (con atención especial a Mc 12,18-27 y Lc 20,34-36), etc.

Repudio/divorcio

La posición de Jesús sobre el divorcio/repudio se centra en la curiosa –para muchos- coincidencia de la teología de Jesús al respecto (Mc 10,2-2 y par.) con la de los esenios (Documento de Damasco IV 21- V 2, más 11QTemplo 57,15-19), entre otros textos, el contraste con la posición de ciertos rabinos pero la plena concordancia con otros (se estudia el pasaje de la Misná, Gittin IX 10). Y en contra de la tradición eclesiástica posterior se contempla la posibilidad de que Jesús aceptara el divorcio en un solo caso (estudio de Mt 5,31-32 y 19,9) junto con los posibles motivos del Nazareno para permitirlo.

Jesús casado

La reciente difusión del Código da Vinci ha puesto de moda el tema de un Jesús casado. Por ello en el cap. 12, la obra que comentamos discute brevemente pero con todos los argumentos necesarios el punto de vista expresado en la novela que sostiene el matrimonio del Nazareno con María Magdalena. En ese capítulo se arguye la inconsistencia interna del entramado ideológico de la novela, el problema de las fuentes para reconstruir el cristianismo primitivo y, por tanto la posición de Jesús respecto al matrimonio, la posibilidad del celibato en el judaísmo del siglo I, discutiendo si en este judaísmo existía o no para los varones la obligación de casarse. Los textos de Flavio Josefo (y Filón de Alejandría) y de Plinio el Viejo son aquí importantes.


Incluso se contempla y discute en el libro la posibilidad de una posible censura al respecto en el cristianismo antiguo. Finalmente se estudia el testimonio indirecto de los Evangelios admitidos por la Iglesia, sobre todo el famoso pasaje de Mt 19,12 sobre los que "se hacen a sí mismos eunucos por el Reino de los cielos". Se aducen también otros argumentos como el ambiente que podía vivirse en la vida itinerante de Jesús y el indudable aspecto ascético del personaje, respecto a lo cual ha de interpretarse el famoso dicho en el que se acusa a Jesús de “comilón y borracho”.

Otros apócrifos que no cita Dan Brown

Posteriormente, volviendo de nuevo los ojos a los Evangelios apócrifos se estudia la posibilidad de que si Jesús fuera casado, ¿sería bígamo? Si todo el argumento del Código da Vinci se basa en dos evangelios apócrifos, el Evangelio de María y el Evangelio de Felipe…, ¿no habría que hacer caso igualmente a otros apócrifos que el novelista no cita? Por ejemplo, nada menos que el Evangelio gnóstico de Tomás (sentencia 61) o el Evangelio de los egipcios –no el transmitido en los códices de Nag Hammadi, sino el citado por Clemente de Alejandría, en Stromata III 6,9.3-. Serían textos a tener en cuenta…

El Evangelio secreto de Marcos

Por último, un pequeño capítulo aborda el texto del Evangelio secreto de Marcos, también transmitido por Clemente de Alejandría en una carta descubierta en la segunda mitad del siglo pasado…, y la sorprendente conclusión obtenida de él por su descubridor, el estudioso Morton Smith, acerca de las veleidades homosexuales de Jesús: Smith dibuja con cierta claridad un Jesús homosexual. El libro repasa sus argumentos y toma postura ante ellos.

Voluntariamente, sin embargo, no he tratado en "Jesús y las mujeres" las meras hipótesis de algunos estudiosos que apuntan en el mismo sentido que M. Smith obteniendo sus argumentos –mejor meras hipótesis- a partir de la presunta relación de Jesús con el “discípulo amado”… figura elusiva si las hay, y de la que muchos estudiosos piensan incluso que como tal no existió nunca: es una mera figura ideal o literaria fingida por el autor del Cuarto Evangelio. Como digo, para no montar hipótesis sobre hipótesis y detenerme en meras suposiciones no he querido expresamente tratar este último tema en el libro.

La conclusión de los capítulos dedicados al matrimonio/divorcio y al celibato/matrimonio de Jesús tiene una primera respuesta al final del cap. 13 dedicado a “¿Un Jesús célibe?”, y es que el conjunto de textos y consideraciones reunidos en estos capítulos hace probable –aunque no absolutamente probado- respecto a su vida pública (de los demás períodos nada sabemos) que Jesús no estuviera casado, o bien que hubiera dejado, abandonado, a su familia o bien que fuera viudo. Ante esta posibilidad adquieren plena luz las advertencias de Jesús sobre las mujeres embarazadas, las estériles, o ya sin hijos, en los momentos de angustia antes de la llegada del Reino.

En todo este apartado procuro que el lector se forme un juicio ponderado y que discuta con los datos ofrecidos la opinión de J. P. Meier: “En suma, no podemos tener una absoluta certeza sobre si Jesús estaba o no casado. Pero los varios contextos… en el Nuevo Testamento y en el judaísmo señalan como hipótesis más verosímil la de que Jesús permaneció célibe por motivos religiosos” (Un judío marginal, I 353-354).

aludos cordiales de Antonio Piñero.
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