Mujeres en los Hechos Apócrifos



Hoy escribe Gonzalo del Cerro


Marcia. La servidora fiel y generosa

Al lado de Migdonia, como servidora y hasta cierto punto cómplice de sus proyectos, aparece una sencilla mujer de nombre Marcia, que tanto la versión siríaca como la versión latina denominada Miracula latina la denominan Narcia o Narchia. Es la dama de compañía y confianza de su señora con una conducta que recuerda la de Ifidama con respecto a Maximila en los Hechos de Andrés. En los momentos más comprometidos de la conversión de Migdonia, en las circunstancias de su bautismo, Marcia actúa como confidente y encargada de los más delicados recados.

Es lo que hizo en los prolegómenos del bautismo de Migdonia. De esta manera hablaba la señora a su servidora Marcia: "Madre y nodriza mía Marcia, todos los servicios y cuidados que me has prestado desde mi niñez hasta ahora han sido vanos, y por ellos sólo te debo un agradecimiento temporal. Pero hazme ahora un favor para que recibas por siempre la recompensa de aquel que otorga los mayores dones" (HchTom 120, 2). La personalidad de Marcia aparece reflejada en su respuesta: "¿Qué deseas, hija mía Migdonia, y qué tiene que suceder para tu placer? Los honores que anteriormente me habías prometido no te ha permitido el extranjero llevarlos a término, y me has hecho objeto de burla ante todo el pueblo. Y ahora, ¿qué orden nueva me das?" Migdonia le pide entonces que le procure un pan y una copa de mezcla de vino. Se supone que el vino lleva un poco de agua. El siríaco habla simplemente de vino. El griego emplea una fórmula krasín hýdatos, que literalmente significa "una mezcla de agua". Pero debemos notar que la palabra krasí es en griego postclásico el término ordinario para significar vino. Creemos, pues, que aquí el término contiene ya una referencia al vino. La buena mujer le responde: "Te traeré muchos panes y, en vez de agua, varias tinajas de vino para cumplir tu deseo". La palabra usada en el griego es "metreta", la misma de la que se habla en las bodas de Caná y que eran recipientes de unos 40 litros. Esto indica la generosa desmesura de la respuesta de Marcia. Las palabras de Marcia expresan plásticamente el deseo de complacer a su señora. Migdonia le aclara que solamente necesita un pan, una copa de vino y un poco de aceite, aunque sea la cantidad que basta para una lámpara (HchTom 120, 3).

Marcia llevó, pues, todo lo necesario para el bautismo de Migdonia, que Tomás realizó en su presencia. Cuando, terminada la eucaristía, el Apóstol garantizaba a la neófita la vida eterna, una voz del cielo vino a confirmar las palabras de Tomás: "Sí. Amén" (HchTom 121, 3). Marcia la oyó, quedó atemorizada y solicitó al Apóstol que le concediera también a ella el "sello" o bautismo, a lo que él accedió. Y a continuación añadió: "La benevolencia del Señor te envuelva, como a los demás (compañeros)" (HchTom Ibid.). Palabra ésta añadida por la versión siríaca. Ello significaba la igualdad que el bautismo supone o realiza entre los cristianos.

Todavía encontramos a Marcia cuando entraron en casa de Migdonia Carisio y el apóstol Judas Tomás. Migdonia estaba sentada, y a su lado en pie, Marcia con las manos apoyadas sobre su señora, que le decía: "Ojalá se abreviaran, oh madre, los días que me quedan de vida, y todas las horas fueran como una sola y pudiera partir de esta vida para marchar rápidamente y contemplar a aquel ser hermoso, de cuya fama he oído, a aquel ser viviente y que da la vida a todos los que creen en él, allí donde no hay día ni noche, ni luz ni tinieblas, ni bueno ni malo, ni pobre ni rico, varón o mujer, libre o esclavo, ni orgulloso que subyugue a los humildes" (HchTom 129, 1).

Marcia desaparece luego de la óptica del narrador de estos Hechos. Es según el relato como un apéndice de Migdonia, que comparte muchos aspectos de su vida y acaba siendo partícipe de sus gozos y sus pesadumbres. De su estado no podemos concluir nada concreto o apodíctico de la letra del Apócrifo. De los apelativos que le da el narrador y que le aplica Migdonia es posible colegir que es mayor que su señora que puede llamarla "madre" y "nodriza". Podría ser viuda desde el punto de vista del silencio de la narración sobre un eventual matrimonio o un posible marido. Pero la suposición no va más allá de una simple conjetura.

Saludos cordiales. Gonzalo del Cerro
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