Misa de la liberación

¡Feliz martes! Hoy vamos a disfrutar de la música de un maestro que creo que nos visita por primera vez en este humilde blog. Vamos a tener ocasión de conocer su biografía y también de aproximarnos a una obra muy desconocida pero que puede ser apropiada para este tiempo cuaresmal en el que ya estamos inmersos de una forma plena. Una vez más, vamos a enriquecer nuestro conocimiento por medio de compositor y música, y vamos a obtener una buena recompensa por ello.

Te presento a Théodore Dubois (1837-1924), compositor francés nacido en Rosnay. Se dedicó también a dar clases y tocar el órgano. Pronto mostró una gran habilidad al piano y terminó matriculado en el conservatorio de París en 1854; allí ganó diversos premios y demostró su valía para la música. En 1861 consiguió el prestigioso Prix de Rome. A la capital italiana marchó y allí quedó prendado de la polifonía de Palestrina. Su campo de acción que lo ha hecho más conocido es su música religiosa, que permanece en el repertorio francés tras décadas. Sus oratorios son grandiosos y tienen una sonoridad que recuerda al siglo XVII pero con la frescura y novedad de finales del XIX y principios del XX. Sus obras dramáticas son menos conocidas ya que tienen un carácter más sencillo pero aun así merecen mucho la pena; sus óperas le dieron una gran reputación en su tiempo. Recuerda en sus estructuras a Gounod o a Wagner, y a este último tanto que hizo que alguna de sus obras se interpretasen en Bayreuth. Fue admirado por su carácter francés y su construcción muy sólida, su elegancia y su encanto. Su estilo era puro y directo, sin dobleces, como ahora vamos a comprobar.

Lo hacemos con su famosa Messe de la délivrance. Fue estrenada en Orleans en 1919, ciudad llena de simbolismo. El motivo de la misa era celebrar la vuelta de la paz tras la retirada de las tropas alemanas de Francia al terminar la Primera Guerra Mundial. Escuchamos fragmentos militares que representan a los valientes soldados franceses y un bello homenaje a Juana de Arco, que había sido canonizada cuatro años antes. La obra está llena de serenidad y esperanza y Dubois puso en ella toda la sabiduría que tenía, haciendo de la obra una de las más importantes de su catálogo y situándolo a él en la cúspide de los compositores de su tiempo.

La partitura de la obra puedes conseguirla aquí.

La interpretación es de Petits Chanteurs de Bordeaux dirigidos por Alexis Duffuare.

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