¡Feliz martes! La música de hoy proviene de un maestro que escuchamos aquí de vez en cuando y que fue admirado hasta por el mismísimo Victoria. Sin embargo, hoy día no es todo lo conocido que debiera aunque poco a poco se va recuperando su música.

Disfrutaremos de la música de Alonso Lobo (1555-1617), compositor español nacido en la localidad sevillana de Osuna. Su familia estaba muy vinculada a Osuna y allí recibió su primera instrucción, principalmente en las casa de Osuna, Arcos o Medina Sidonia, así como en la colegiata y la universidad. Era costumbre que la catedral de Sevilla eligiese a cantorcicos de la capilla de los duques de Osuna. Así fue como Lobo terminó en Sevilla, formando parte de lo seises. Allí terminó de recibir instrucción. No se sabe hasta cuándo estuvo en Sevilla, porque volvió a Osuna. Sin embargo, en 1590 Guerrero ya estaba muy anciano y necesitaba ayuda. La recibió de uno de sus mejores discípulos, Alonso Lobo, quien llegó a ser maestro de capilla en un puesto compartido con su maestro Guerrero.

Una de sus grandes obras es su Missa Prudentes Virgines. Fue publicada en 1602 y se basa en un motete homónimo de Francisco Guerrero. El musicólogo David Trendell ha dicho de la pieza que es un «tour de force contrapuntístico», ya que contiene una gran cantidad de elementos de variados contrapuntos, incluyendo cánones mensurales y retrógrados. Es evidente que Lobo quería mostrar cuán hábil era, aunque la cosa no se queda en un artificio, sino que también alcanza una gran profundidad. Vamos a escuchar el primer número el Kyrie. El motete de su maestro es siempre reconocible, pero Lobo lo trata con una variedad de matices que casi parece inagotable.

La partitura de la pieza puede descargarse aquí.

La interpretación es del Ensemble Plus Ultra.