¡Feliz lunes! Comenzamos la semana con una música impresionante, de un compositor que quizá hoy día consideramos de segunda fila, pero que en su tiempo fue muy bien considerado y tuvo mucha fama. Vamos, pues, a deleitarnos con su música.

Me refiero a Baldassare Galuppi (1706-1785), compositor italiano nacido en Burano. En su tiempo era el compositor de ópera más popular y de más éxito, y el desarrollo de ese género musical le debe mucho a él. En 1764 Catalina la Grande decidió contratar los servicios de Galuppi y lo quería tener como compositor de la corte y director de su orquesta. Los venecianos, que lo tenían empleado, llegaron a un acuerdo con los rusos y lo enviaron a San Petersburgo y allí revitalizó la vida musical de una forma muy especial. Tras tres años en Rusia volvió a Venecia y volvió a ocupar su puesto en la Basílica de San Marcos. Por ese tiempo eran famosas tanto sus obras seculares como sacras, y casi todo lo que componía era muy alabado.

Escuchemos su salmo Laetatus sum en la mayor. Es una obra dividida en cuatro secciones: la primera como el título general, la segunda Fiat pax, la tercera Propter fratres meos y termina con la doxología final. La obra está llena de fuerza desde su comienzo. La primera parte es para todo el conjunto aunque la voz solista canta las palabras illuc enim ascenderunt. La segunda parte es para dos sopranos solistas, que canta una bellísima aria dedicada a la paz. La tercera aún es más recogida puesto que es para una sola voz solista, antes de que la doxología (Gloria Patri et Filio) ponga un brillantísimo obra final a esta pieza que está llena de alegría y de aliento.

La partitura de la composición puede descargarse aquí.

La interpretación es de Körnershcer Sing-Verein Dresden y Dresdner Instrumental-Concert dirigidos por Peter Kopp.