Un aleluya muy especial

Alelluia, Christo iubilemus, Wycombe

¡Feliz miércoles! La obra de hoy es muy especial porque parece ser que tiene un autor conocido pero que las obras partes no se sabe bien si son suyas o no. Eso tienen muchas obras medievales: a veces no es posible saber quiénes las compusieron pero siguen ejerciendo en nosotros ese poder arcano, ese sabor antiguo (aunque parezca de perogrullo) y esa complejidad que nos asombra incluso en este siglo XXI.

Herefordshire

Por lo pronto el autor que conocemos es W. de Wycombe (fl. a finales del siglo XIII), compositor inglés que a día de hoy no se sabe dónde nació. Hay un W. de Wicb que era un escribiente de varios manuscritos que vieron la luz en los cuatro años que permaneció en el priorato de Leomister en Herefordshire, a finales de la década de 1270. El mismo nombre aparece en un manuscrito de Reading, y un grupo de obras del libro de W. de Wintonia se le atribuyen a un tal W. de Wic. que podía ser el maestro de hoy. Todo apunta a que ese maestro es, efectivamente, W. de Wycombe. Hay una buena cantidad de aleluyas que se atribuyen a este compositor, pero se conservan muy malamente y casi no pueden restaurarse. Todo apunta también a que la W inicial se refiere a Willelmus. En fin, todo un rompecabezas medieval tras el cual hay una bella música, única en su género, como ahora mismo vamos a disfrutar.

Escuchemos Alleluia Christo iubilemus. Es una muestra de cómo el canto podía ser adornado de forma increíble, algo que ocurría, por ejemplo, en la Navidad. El motete (bueno, el aleluya) es una obra politextual ya que contiene tres voces que cantan textos distintos. Esa decoración es e forma de tropo y están bajo la importante voz de tenor, que era la que tenía el canto principal. En este caso, el segundo texto es el Dies sanctificatus, de temática plenamente navideña. La obra tiene una función litúrgica, obviamente, y como colofón final vemos una sección en forma de rondellus, otra forma de la época. Podemos ver (aunque cuesta porque la complejidad es extrema) cómo las voces cantan tres veces en permutación.

La interpretación es de The Hilliard Ensemble dirigido por Paul Hillier.

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