El Amor es el “carisma, ministerio y actuación” que todos podemos ejercer El Espíritu nos iguala en dignidad (Domingo de Pentecostés 28.05.2023)

El Amor impregna los otros “carismas, ministerios y actuaciones”

Comentario: “todos hemos bebido de un solo Espíritu” (1Cor 12,3b-7.12-13)

Acerca de los dones espirituales, no quiero, hermanos, que sigáis en la ignorancia. Sabéis que cuando erais gentiles, os sentíais impulsados a correr tras los ídolos mudos” (12,1-2). Problema vigente en la Iglesia. El clericalismo ha mantenido durante siglos esta “ignorancia”. Muchos, al ser bautizados sin conocimiento, “sesienten impulsados a correr tras los ídolos mudos”. La idolatría sigue larvada en supersticiones, en adivinos, en tabúes, en peregrinaciones, en jubileos, en imágenes, en ritos... Actividades que nutren el egoísmo, tranquilizan la conciencia, pero no mueven la vida en el Espíritu de Jesús. No adoran al Dios real en su humanidad dolorida, en los verdaderos vicarios de Jesús, en los más débiles, en los enemigos..., como hace el Padre y su Hijo en la cruz. Son “mudos”, no “hablan” la voluntad de Dios narrada en el Evangelio, “testimonio principal de la vida y doctrina del Verbo encarnado, nuestro Salvador” (DV 18).

Es impensable una oposición entre Cristo y el Espíritu Santo: nadie puede decir: «¡Jesús es Señor!», sino por el Espíritu Santo” (12, 3b). La conexión entre Jesús y el Espíritu del Dios es un dato incontrovertible en los evangelios. Recordad la acusación de los escribas de que Jesús expulsa los demonios en nombre del jefe de los demonios (Mt 12,22-32; Mc 3,20-30; Lc 11,14-23; 12,10). “Blasfema contra el Espíritu Santo” quien acusa a Jesús de actuar con el poder del Espíritu malo. “Por ello os hago saber que nadie que hable por el Espíritu de Dios dice: «¡Anatema sea Jesús!»” (12,3a). Maldecir a Jesús, “que pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el mal” (He 10,38), no viene del Espíritu del Bien. Las obras buenas no pueden ser obras del poder del mal.

Pablo reconoce la diversidad de “carismas,ministerios yactuaciones”. Todo procede de la misma  fuente: “un mismo Espíritu, un mismo Señor, un mismo Dios que obra todo en todos” (v. 4-6). Si todos proceden del Amor divino es signo de que “a cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para el bien común” (v. 7). El Padre de Jesús ama a todos. Nadie está excluido de su Amor. Todos “vivimos, nos movemos y existimos en él” (He 1728). Su Amor es la realidad “que nopasa nunca, la más grande” (Rm 13,8.13), el “carisma, ministerio y actuación” que todos podemos ejercer. El amor impregna los otros “carismas, ministerios y actuaciones” secundarios. Luego todos son para la edificación de la comunidad, para bien de los hijos del Dios, dador de todo bien.

En los versículos 8-11, no leídos hoy, ejemplifica diversos dones: sabiduría, inteligencia, fe, curar, milagros, profetizar, distinguir espíritus, lenguas y su interpretación. En el v. 28, los ordena por utilidad para la comunidad: apóstoles, profetas, maestros, milagros, curar, beneficencia, gobierno, lenguas... “El mismo y único Espíritu obra todo esto, repartiendo a cada uno en particular como él quiere” (v. 11). ¡Qué respeto y cuidado hay que tener por todos y cada uno de estos dones espirituales!

La imagen del cuerpo humano, usada en toda literatura, se presta a interpretaciones distintas, de categorías honoríficas y jerárquicas, no concordantes con el Amor. Pablo la utiliza para subrayar la idea del amor y servicio mutuos: “lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo. Pues todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu” (vv.12-13) “El Espíritu es el mismo en la Cabeza que en los miembros” (LG 7). El Espíritu nos iguala en dignidad y unidad, aunque tengamos diversos carismas, ministerios y actuaciones. “Beber del mismo Espíritu” nos debe llevar a comportarnos como Jesús, que, siendo Cabeza, “está en medio de nosotros como el que sirve” (Lc 22,27).

Oración: “todos hemos bebido de un solo Espíritu” (1Cor 12,3b-7.12-13)

Jesús, que no das el Espíritu con medida” (Jn 3,34):

hoy, celebrando la venida del Espíritu sobre la Iglesia naciente,

nos reafirmamos en estos hechos, subrayados por el Vaticano II:

“tu Espíritu llena el universo y guía al Pueblo de Dios” (GS 11);

“tú has infundido el Espíritu de amor en el corazón de todos” (GS 78);

“tú nos das tu luz y tu fuerza por el Espíritu Santo” (GS 10);

“tú, con el don de tu Espíritu, constituyes

una nueva comunión fraterna” (GS 32);

“tú actúas por la fuerza de tu Espíritu en los corazones de las personas:

suscitando el deseo del siglo futuro,

animando, purificando y robusteciendo deseos

de volver la vida más humana” (GS 38);

tú aseguras que “la dignidad humana, la unión fraterna y la libertad,

bienes de la naturaleza y frutos de nuestro esfuerzo,

tras haberlos propagado en la tierra

con tu Espíritu y según tu encargo,

los volveremos a encontrar limpios de toda miseria,

iluminados y transfigurados,

cuando entregues al Padre `el reino eterno y universal...´” (GS 39).

Queremos vivir la presencia del Espíritu:

como somos hijos, Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo,

que clama: «¡Abba, Padre!»” (Gál 4, 6).

“hemos sido consagrados como casa espiritual y sacerdocio santo

por la regeneración y por la unción de tu Espíritu;

nuestra vida ya es sacrificio y anuncio de tu amor;

perseveramos en la oración y alabanza;

nos ofrecemos como hostia viva, santa, agradable a Dios;

damos testimonio en todo lugar de tu vida resucitada;

explicamos nuestra esperanza en la vida definitiva” (LG 10).

Reaviva en nuestras comunidades tu Espíritu:

que descubramos nuestras esclavitudes y miedos;

que seamos capaces de revisar “normas o preceptos eclesiales

que pueden haber sido muy eficaces en otras épocas

pero que ya no tienen la misma fuerza” (Ev. G. 43);

que emprendamos rutas nuevas para acompañar y vivir tu reino.

Danos conciencia de los impulsos de tu Espíritu:

que busca siempre nuestra realización plena;

que habla y propone tu amor en nuestra cultura,

en los acontecimientos de cada día,

en necesidades y sufrimientos que van apareciendo;

en los deseos de bien y de verdad de la gente;

en las personas que buscan salud, vida, alegría, paz, sentido...

Así seguimos gozando tu compañía y escucha:

Muchas cosas me quedan por deciros,

pero no podéis cargar con ellas por ahora;

cuando venga él, el Espíritu de la verdad,

os guiará hasta la verdad plena” (Jn 16,12s).

Preces de los Fieles (Domingo de Pentecostés 28.05.2023)

El Espíritu Santo “habita en la Iglesia y en nuestro corazón, en nosotros ora y da testimonio de la adopción de hijos (Gál 4, 6; Rm 8, 15-6.26)” (LG 4). Pidamos reavivar la conciencia del Espíritu, diciendo: queremos vivir en tu Espíritu”.

Por todos los cristianos:

- que miremos la vida de Jesús, y “bebamosde su Espíritu”;

- que prenda en nosotros la llama de su Amor.

Roguemos al Señor: queremos vivir en tu Espíritu.

Por las intenciones del Papa (mayo 2023):

- que “movimientos y grupos eclesiales redescubran su misión evangelizadora”;

- que “pongan sus propios carismas al servicio de las necesidades del mundo”.

Roguemos al Señor: queremos vivir en tu Espíritu.

Por los servidores de la Iglesia:

- que “no apaguen el Espíritu... y se queden con lo bueno” (1Tes 5,19ss);

- que “alejen toda apariencia de vanidad en sus cosas” (PO 17)

Roguemos al Señor: queremos vivir en tu Espíritu.

Por los dirigentes políticos:

- que sean elegidos los mejores en saber y en bondad;

- que sean sinceros, justos, honrados, atentos a los más débiles.

Roguemos al Señor: queremos vivir en tu Espíritu.

Por los enfermos, refugiados, sin techo...:

- que se dejen conducir por el Espíritu de energía, amor y buen juicio;

- que nos acerquemos y sientan nuestro cariño y ayuda.

Roguemos al Señor: queremos vivir en tu Espíritu.

Por esta celebración:

- que sea experiencia del Espíritu que nos habita y mueve;

- que sintamos su luz y fuerza para vivir como Jesús.

Roguemos al Señor: queremos vivir en tu Espíritu.

Bendice, Señor nuestros deseos según tu Espíritu. Ayúdanos a realizarlos en la vida de cada día. Haznos dóciles a tus inspiraciones e impulsos de vida, de amor, de justicia, de paz, de buena noticia para los pobres... Por los siglos de los siglos.

Amén.

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