"Queremos rectificar", señala Omella tras la Asamblea Plenaria sobre los abusos El orden de los factores en Añastro y la enmienda a Pitágoras
Hay un cambio de tono en la nota de prensa emitida por la Conferencia Episcopal Española (CEE) al filo de las diez de la noche de este lunes, 30 de octubre, aunque, es verdad, el resultado final está todavía por escribirse, pero dan a entender que hay un serio propósito de enmienda
¿A la fuerza ahorcan? ¿Se han fajado quienes tenían que hacerlo, quienes saben que tienen todo el respaldo para hacer lo que se tenía que haber hecho antes? Los cambios curiales de los últimos meses en el Vaticano tampoco son ajenos. Más vale tarde que nunca
Es una de las reglas elementales de las matemáticas, pero probablemente también Pitágoras habría caído en la cuenta de que, en esta ocasión, el hecho de que Añastro, en su comunicado sobre el contenido de su asamblea plenaria extraordinaria para abordar la crisis causada por la lacra de los abusos sexuales en la Iglesia en España, haya cambiado el orden de los factores, sí cambia un tanto el resultado, ahora menos numantino, más humilde, más esperanzador.
Hay un cambio de tono en la nota de prensa emitida por la Conferencia Episcopal Española (CEE) al filo de las diez de la noche de este lunes, 30 de octubre, aunque, es verdad, el resultado final está todavía por escribirse, pero dan a entender que hay un serio propósito de enmienda. ¿A la fuerza ahorcan? ¿Se han fajado quienes tenían que hacerlo, quienes saben que tienen todo el respaldo para hacer lo que se tenía que haber hecho antes? Los cambios curiales de los últimos meses en el Vaticano tampoco son ajenos. Más vale tarde que nunca.
Antes de volver sobre el orden de lo que estaba profundamente desordenado, una cuestión, no menor y que aparece en la nota apuntada con tanta naturalidad que realmente despista, parece camuflada en clave de normalidad. Está al comienzo del segundo párrafo. Dice así: “Esta Asamblea, centrada en la cuestión de los abusos sexuales cometidos por miembros de la Iglesia”.
Es la primera vez que se reconoce que el objeto a analizar es el elefante que la CEE tiene en su cocina. Hasta ahora siempre se había intentado esquivarlo, se le miraba de reojo y nunca se admitía que era el tema predominante en la reflexión, porque era como reconocer que el paquidermo llevaba allí instalado toda la vida.
Ya nombrarlo, que apareciese a su lado la palabra víctimas enervaba a más de uno. Y siquiera plantear la necesidad de que algunas de ellas pudiesen ser recibidas y escuchadas en la sesión plenaria podía costar una seria reprimenda. No lo consiguió ni el presidente, que tuvo que saludarlas en los pasillos, como si fuesen pedigüeños con los zapatos sucios a los que no queremos meter en el salón. Cada uno podía hacer lo que quisiera en su casa. Él lo hizo. Pero en la de todos, no, ni hablar. Se rompe la comunión.
El factor humano
El factor humano ha tenido, finalmente, incidencia en la redacción de la nota y el orden de sus factores. El perdón a la víctimas, el dolor por el daño causado y la voluntad de reparación aparecieron en primer término. Sólo después, bastantes después, que la institución eclesial no era la única afectada por la plaga de los abusos, sino un problema que afecta al conjunto de la sociedad, cuestión esta en la que también incidió el pasado viernes el Defensor del pueblo en la presentación de su informe.
Un orden de los factores, pues, que cambia en cierta medida el resultado final, donde la defensa de tono corporativista y el "y tú más" parece que quiere comenzar a ser superado para pasar página y centrarse en la escucha, la acogida y la reparación. Un cambio de tono en el que se ha trabajado mucho este pasado fin de semana, donde ha habido mucho intercambio de información entre los obispos, tras la publicación del informe del Defensor de Pueblo y que ha propiciado este incipiente cambio de panorama, que, obviamente, tendrá que seguir profundizándose y, quizás, lo que parecía era un imposible, ya no lo sea y las víctimas puedan ser también acogidas y escuchadas en la Casa de la Iglesia.
"La actitud que todos hemos tenido, unos más que otros, es buscar la verdad", reconoció el cardenal Omella en la rueda de prensa en la que glosó, en compañía del secretario general de la CEE, César García Magán, esta misma nota sobre la plenaria extraordinaria. "Queremos rectificar", afirmó también un Omella que visibilizaba en su cara la preocupación por el tema. De hecho, el lenguaje corporal y gestual de ambos comparecientes evidenciaba también de alguna manera el debate mantenido unas horas antes en la plenaria extraordinaria entre el conjunto de los obispos.
Con todo, este cambio que se aprecia de actitud -también porque han visto que no hay alternativa- a algunos les va a costar mucho. Seguirá habiendo resistencias. Detrás del elefante en la cocina, ahora han comenzado a vislumbrar el fantasma del encubrimiento.
Ya donde Pitágoras se mostraría inflexible, sería en las cifras sobre los abusos y cómo resolver porcentajes. En la rueda de prensa, los obispos reconocieron que ellos eran de letras. Pero sobre esa cuestión todavía quedan algunas incógnitas y variables múltiples que despejar.
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