(Víctor Codina, sj, en Mirada Global).- "La primavera ha venido, nadie sabe cómo ha sido", como canta el poeta. También ha llegado a Bolivia y en medio de los continuos conflictos sociales, en medio del asfalto de las calles de la gran ciudad, en medio del ruido de la circulación y del ajetreo diario, ...aparecen algunos árboles floridos, los jacarandás, con unas maravillosas flores, unas flores de color azul violáceo, casi morado.
Seguramente en otras latitudes, en la primavera, en lugar de jacarandás florecen los almendros o los cerezos, pero siempre se trata de un estallido sorprendente de la primavera, a veces todavía en invierno.
Cambian los gobiernos políticos, haya crisis económicas o bonanza, sea cual sea la religión dominante en el país, la naturaleza es siempre fiel, no falla nunca, llega puntual a su cita con sus flores, como para advertirnos que hay algo más profundo que las vicisitudes económicas o los cambios políticos. No es azar el que rige la naturaleza ni la historia humana.
Este florecer de la primavera no es algo proyectado por los gobiernos o los líderes de la humanidad, es algo impensado, que no es útil ni objeto de consumo. Como canta el poeta místico del s XVII Ángel Silesius, "la rosa es sin porqué / florece porque florece / no se cuida de sí misma / ni pregunta si la ven".
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