El decano de Comillas cree que el Vaticano fusionará centros de estudios teológicos Ángel Cordovilla: "En España acabarán cerrando facultades de Teología: no hay alumnado ni profesorado preparado para investigación"

El decano Ángel Cordovilla, en su despacho en Cantoblanco
El decano Ángel Cordovilla, en su despacho en Cantoblanco RD/JL

"A la larga en España, como estoy viendo en Francia o en Alemania, facultades de teología con muchísima tradición están cerrando porque ni hay alumnado ni hay profesorado preparado para poder realizar esa investigación"

"Me consta que la Santa Sede, lo mismo que ha hecho con el proceso de unificación de los seminarios en España, quiere hacer también algo con los centros teológicos, especialmente con los estudios de Ciencias Religiosas, donde ahí hay un cierto caos o una cierta ambigüedad, digámoslo así, en esos estudios"

"La investigación necesita tiempo, y en ese sentido, necesita dinero. Y creo que el déficit de la mayoría de nuestras facultades de teología en España es que quienes son profesores, y forman, son muy buenos, porque conozco a la inmensa mayoría, gente de mucha calidad, pero no tienen tiempo para la investigación"

Este 25 de mayo se cumplen dos meses desde que Ángel Cordovilla (Salamanca, 1968) tomara posesión como decano de las facultades de Teología y Derecho Canónico de la Universidad Pontificia Comillas, pero parece que lleva dos lustros. El diagnóstico que hace sobre la enseñanza e investigación teológica en España es un tanto deprimente, no desde quien tiene un parapeto en la prestigiosa institución de la Compañía de Jesús, sino desde el teólogo que lamenta que entre unos y otros se resten fuerzas y el resultado general luzca raquítico. No para la torre de marfil, sino para la Iglesia.

Un diagnóstico tan claro como el que este sacerdote tiene de lo que es su reto fundamental para este mandato recién estrenado: la renovación generacional del profesorado, en la estela de los Gesteira, Laboa, Tornos... "No quiero una persona que dé clases; quiero una persona dedicada a la Teología", recuerda que le dijo el decano –y luego rector, José Ramón Busto– cuando se lo trajo a Comillas como profesor, hace ya 22 años. Para ello, Cordovilla quiere ofrecer "un proyecto ilusionante". Energía para ello no parece faltarle. Tampoco claridad de ideas.

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¿Ha tenido clase ya esta mañana?

Sí.

¿Y qué le ha enseñado a sus alumnos hoy? 

Hoy les he estado hablando de la diferencia en la comprensión del ser de Dios, de la unidad de la esencia y la trinidad de las personas, desde el paradigma de la monarquía del Padre o de la comunión de las tres personas divinas. Hoy reconozco que era una clase bastante ardua, muy interesante en un aspecto, porque este es un debate muy de la teología actual, pero para ser a primera hora, era un poco... Les he dicho que lo sentía, porque el concepto de persona en la teología trinitaria contemporánea a esa hora es algo arduo (risas).

Pero ahora ya se ha puesto en modo decano. ¿Qué tal estos dos primeros meses? ¿Se arrepiente de una labor más burocrática quien tiene las hechuras del teólogo?

No, no, para nada... Es verdad que me ha cambiado la vida, pero me gusta, porque veo que lo que me toca es mirar por el bien común de la Facultad de Teología, de la Facultad de Derecho Canónico y de la Universidad. Ahora estoy en un momento donde en mi trayectoria personal me he visto pleno, he llegado no a una cumbre de un ocho mil, pero he hecho ya mi carrera personal, y me encanta poder ayudar a que otros hagan también ese camino, y especialmente viendo el bien común de lo que es un servicio a la teología en general, pero desde una institución particular, como Comillas.

Y me encanta el trato con las personas, hablar con ellas. Me cuestan un poco más los procedimientos, porque no sé mucho de ellos, pero la ayuda de secretaría es grande y me siento también en ese sentido muy acompañado.

Ángel Cordovilla
Ángel Cordovilla RD/JL

En todo caso no es un recién llegado a la casa, lleva 22 años como profesor. Desde esa perspectiva, ¿qué retos más inmediatos debe afrontar como decano?

Lo dije en mi discurso en la toma de posesión: el reto fundamental es la renovación generacional del profesorado de Derecho Canónico y de Teología. Y puse el ejemplo de quien ideó esta facultad, José Ramón Busto, decano y luego rector. Él hizo un planning para, digamos, la Comillas que vino de Santander a Madrid, con un plantel de grandes profesores. Ahí estaban Juan María Laboa, Andrés Tornos, Manuel Gesteira, José Ramón García Murga... Luego vinimos una serie de profesores, como Gabino Uríbarri, Santiago Madrigal, Julio Martínez, Pedro Rodríguez Panizo, Fernando Rivas... yo mismo. De ellos, algunos se están jubilando y otros estamos llegando ya a la madurez.

Por eso, para mí es crucial buscar el relevo de esta gran generación que ideó José Ramón Busto. ;e parece lo más importante, porque te puedes equivocar. Recuerdo lo que me dijo José Ramón: "No quiero una persona que dé clases; quiero una persona dedicada a la Teología". Por eso, mi primer objetivo es poder ofrecer un proyecto ilusionante a las nuevas generaciones para que esta Facultad de Teología siga siendo de referencia en el ámbito español e internacional.

Si un profesor de teología es párroco, lleva la economía de no sé qué lugar, tiene que ser delegado de no sé quién y a la vez profesor de teología en el seminario, por bueno que sea, no tiene tiempo para investigar

¿Existe un déficit de investigación teológica en España?

Las facultades de teología que mejor nivel de investigación tienen en España son las que están en universidades potentes, y eso yo lo digo por la nuestra. Aquí tenemos un nivel de investigación porque la Universidad tira de nosotros, nos exige tener investigación. Uno tiene que ser un buen docente, tiene que haber hecho gestión, pero tiene también que estar acreditado en la investigación. Y la acreditación es externa.

Y eso es posible si la universidad permite que los profesores se dediquen a investigar. Al final, las horas son veinticuatro, y si un profesor de teología es párroco, lleva la economía de no sé qué lugar, tiene que ser delegado de no sé quién y a la vez profesor de teología en el seminario, por bueno que sea, no tiene tiempo para investigar.

La investigación necesita tiempo, y en ese sentido, necesita dinero. Y creo que el déficit de la mayoría de nuestras facultades de teología en España es que quienes son profesores, y forman, son muy buenos, porque conozco a la inmensa mayoría, gente de mucha calidad, pero no tienen tiempo para la investigación. Y en eso yo siempre me he considerado un privilegiado al haber caído en Comillas.

Apunta a un déficit en la investigación cuando hay superávit de facultades y centro teológicos. ¿Cómo se explica?

Esta cuestión siempre es muy delicada y complicada, pero pienso que los datos que tenemos de la cantidad de alumnado y, por lo tanto, la autonomía que pueden tener esos centros, desde el punto de vista económico, será cada vez menor. Por eso me parece un contrasentido que mientras van decreciendo los destinatarios de la formación teológica y, en consecuencia, la capacidad para que esos centros puedan tener autonomía económica, que a la vez vayan creciendo las facultades de teología.

Cordovilla, en la sede de Cantoblanco
Cordovilla, en la sede de Cantoblanco RD/JL

Me parece que en España hay 19 facultades de teología y no sé si 94 centros teológicos. Entiendo que cada diócesis o las congregaciones religiosas necesitan ámbitos de dinamización de la pastoral a través del pensamiento. Pero ahí habrá que distinguir en el futuro lo que son facultades de teología que, digamos, son buques insignia, y luego lugares donde haya cátedras, institutos, lugares de reflexión para dinamizar ese pensamiento teológico. Y, sobre todo, pensando en formación para el laicado y en la formación permanente para el clero.

Creo que a la larga en España, como estoy viendo en Francia o en Alemania, facultades de teología con muchísima tradición están cerrando porque ni hay alumnado ni hay profesorado preparado para poder realizar esa investigación. A mí no me gusta decir si una facultad debe existir o no, pero es paradójico. Pasa como con los seminarios, aunque no es exactamente lo mismo, donde se está haciendo un proceso de reagrupamiento.

Me consta que la Santa Sede, lo mismo que ha hecho con el proceso de unificación de los seminarios en España, quiere hacer también algo con los centros teológicos, especialmente con los estudios de Ciencias Religiosas, donde ahí hay un cierto caos o una cierta ambigüedad, digámoslo así, en esos estudios.

¿Cómo puede ser que con 19 facultades, la publicación de teología sea prácticamente raquítica en el ámbito de la investigación? Más allá de las tesis doctorales que se producen, la mayoría de los libros y artículos que se publican son de divulgación, no de investigación

Entiendo que usted vería bien esa disposición de la Santa Sede a esa reunificación de centros teológicos.

Por supuesto. Entiendo que alguien dirá, claro, porque Ángel lo dice desde Comillas, que es una Universidad y, dentro de ella, la de Teología es una facultad fuerte y potente. Pero es que si no, al final las fuerzas se nos van. ¿Cómo puede ser que con 19 facultades, la publicación de teología sea prácticamente raquítica en el ámbito de la investigación? Más allá de las tesis doctorales que se producen, la mayoría de los libros y artículos que se publican son de divulgación, no de investigación.

Este raquitismo de la investigación teológica en España, ¿es causa de la falta de diálogo con otras disciplinas académicas o persiste en estas una cierta mirada displicente hacia la teología?

Veo las dos causas. Somos irrelevantes porque hacemos una teología muy intraeclesial, porque la mayor demanda que tienen los estudios teológicos es dentro de la Iglesia. Y en la medida en que nos falta un pensamiento más creativo desde la investigación, eso hace que a otras ciencias no les interese mucho. Probablemente porque piensen que es nuestra jerga, nuestro mundo.

Y luego viene la segunda razón. Cuando alguien de otras ciencias quiere dialogar con eso que de manera genérica se denomina religión, la comprensión que se tiene de lo religioso es infantil. Es una comprensión que no está a la altura de lo que la teología ha dado de sí en el siglo XX y lo que realiza en el siglo XXI. Yo he dialogado con algunos científicos y su comprensión que tienen de la fe es que es una fe infantil.

Cordovilla, en su toma de posesión como decano
Cordovilla, en su toma de posesión como decano Comillas

Se hace una caricatura de lo religioso que para nada se corresponde con lo que los propios teólogos hemos pensado sobre esa experiencia religiosa. Y en ese sentido, nos miran con desprecio. Incluso algunos diciendo, 'mire, lo suyo es creencia y no es ciencia, ni siquiera sabiduría, ni siquiera un pensar riguroso'.

Yo no me meto a discutir si es ciencia o no es ciencia, pero que la teología es un pensar riguroso, está suficientemente mostrado. Pero muchísima gente piensa que no, que esto de la teología es como una creencia que prácticamente es mitológica o que no tiene nada que ver con la racionalidad moderna o incluso postmoderna. Y no es así.

Acabamos de asistir a unas semanas históricas en la Iglesia católica, con el fallecimiento de un papa y la elección de otro. ¿Cómo valora el papado de Francisco?

Lo resumiría como un pontificado profético y provocador. Un soplo de aire fresco a una Iglesia algo envejecida y un poco triste. Ha desatado (como a él le gustaba decir) algunos nudos que la Iglesia tenía en su camino necesario de reforma iniciado en el Concilio Vaticano II y postergado en años sucesivos por diversas razones; y ha sacado a la luz un nuevo rostro social del catolicismo ante el mundo contemporáneo.

¿Y cómo ve a León XIV?

Parte de una biografía y experiencia eclesial muy rica y diversa. La gran diferencia entre la tradición espiritual de ambos la describiría, a grandes rasgos, así: Mientras que para la espiritualidad jesuita lo central es la radical experiencia de Dios y la comunicación de ésta como salvación para el mundo, y todo lo demás se supedita a esto; en la experiencia agustiniana, sin olvidar esas dos coordenadas, la vida comunitaria y la experiencia eclesial es más rica y compleja, tiene una relevancia simbólica y sacramental, por expresar en sí misma la comunión trinitaria de Dios. Creo que, en este sentido, León XIV va a ser más sensible a cuidar la complejidad de la vida fraterna y a tener más en cuenta los procesos y estructuras comunitarias de la vida de la Iglesia católica.

¿Ha servido el pontificado Francisco de estímulo a la investigación teológica? Él hablaba de la necesidad de una teología más encarnada...

Sí, de hecho es curioso que Francisco, que parecía que con respecto de la teología –espero que se me entienda–, tenía una especie de relación de amor-odio, porque cada vez que hablaba de teólogos o sobre los teólogos, siempre lo hacía con una cierta sorna, ha querido sobre todo provocar una renovación y una invitación a la teología y a las facultades de teología para renovar el método teológico fundamentalmente, más en diálogo con la sociedad y especialmente en los lugares, como él decía, más de frontera. Y desde este punto de vista, Francisco nos ha invitado a renovar y reformular nuestra manera de hacer teología y, a la vez, siempre al servicio del pueblo de Dios. 

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