Nadie había recibido del régimen franquista tanto como la Iglesia católica en España. Lo vimos en la reflexión anterior, aunque, eso sí, a costa de claudicar en los principios
¡Qué relativas son las situaciones! A los cinco años de la firma del Concordato, recién establecido un Estado católico por impulso del gran Pío XII, todo se torna cambiante y distinto
La sempiterna contradicción eclesiástica: prioridad de los intereses frente a los principios. Y, una evidencia, la relatividad de las posiciones eclesiásticas
Ya no interesaba tanto el Estado católico, configurado hacía cinco años, como desvincularse del régimen franquista
En este escenario, y con manifestaciones diferentes, emerge a la luz la figura de mons Tarancón, quien, en realidad, no había sido ni antifranquista, ni progresista
Al fallecer el arzobispo de Madrid, Mons Morcillo, el 30 de mayo de 1971, la Santa Sede fijó, de modo indubitado, sus verdaderas intenciones de futuro. Y, lo hizo mediante un verdadero golpe palaciego