El pasado mes de marzo y durante semanas, la lluvia en la Serranía del Sararenda, al sur de Bolivia, se convirtió en emergencia nacional
Las nubes cubrieron el cielo del territorio guaraní de Huacaya y el agua, motivo de alegría al principio, tras la grave sequía de 2024, se convirtió en una amenaza
Los caminos desaparecieron bajo el lodo, las casas quedaron aisladas, los cultivos se perdieron y centenares de familias quedaron incomunicadas
El Instituto para el Desarrollo Rural de Sudamérica (IPDRS), junto a Manos Unidas, puso en marcha una respuesta humanitaria urgente para acompañar a 150 familias guaraníes que vivían en condiciones extremas en la zona de Huacaya
El poder de la palabra motïrö, que significa “trabajar juntos por el bien común”, simboliza la resiliencia y la unión del pueblo guaraní. Desde Manos Unidas seguimos a su lado, convencidos de que la solidaridad es el camino más firme para reconstruirse tras un desastre