"El ministerio del diaconado en la Iglesia ha sido, desde sus orígenes, una vocación profundamente enraizada en el servicio, la fidelidad y la comunión eclesial. Entre los aspectos más significativos de este ministerio destaca su estrecha relación con el obispo"
"San Ignacio de Antioquía, uno de los primeros padres de la Iglesia, señalaba que sin el obispo, los presbíteros y los diáconos no había Iglesia"
"Con el paso del tiempo, el diaconado fue perdiendo algunas de estas funciones más visibles, convirtiéndose muchas veces en un simple paso hacia el sacerdocio. Sin embargo, el Concilio Vaticano II trajo una renovación significativa, al restaurar el diaconado permanente"
"Hoy más que nunca, en un mundo marcado por la soledad, la pobreza y la fragmentación, el ministerio del diácono, en plena comunión con su obispo, puede ser una respuesta elocuente al clamor de tantos que buscan a Dios en medio del sufrimiento"