"Donde no hay cabeza, no hace falta sombrero"

Hace unos días he tenido el privilegio de visitar en Toro la exposición itinerante "Las Edades del Hombre" en su vigésimo primera edición, después de las celebradas en Ávila y Alba de Tormes.
Una exposición que roza lo sublime por su belleza, su creatividad a la hora de imaginar un itinerario donde el agua es protagonista en la sagrada Escritura y por el marco donde está expuesta: La inigualable Colegiata románica de santa María la Mayor de Toro. Un conjunto de obras de arte que son una verdadera explosión de belleza y espiritualidad. ¡Cuántos países darían lo que fuera por poder disponer de un conjunto de obras como éstas que está disfrutando el público que la visita! Yo la he recomendado ya a mucha gente y estoy seguro de que nadie que vaya a verla va a quedar defraudado.
Esta mañana me he sorprendido, mientras desayunaba y hojeaba el periódico "La Gaceta de Salamanca", con una noticia que me ha dejado, primero perplejo y después, indignado: “La procuradora de Salamanca, Isabel Muñoz, se manifiesta en contra de Las Edades del Hombre e, incluso, en contra de la celebración del Octavo Centenario de la Universidad salmantina. Me pregunto cómo puede haber personas, tan envenenadas por la ideología, que tengan una visión tan torpe de las cosas que incluso vayan contra los intereses culturales y económicos de nuestro país. Las Edades del Hombre han sido una referencia cultural y religiosa de nuestro país en toda Europa y la Universidad de Salamanca es conocida en el mundo entero por ser de las más antiguas del mundo y, además, una fuente de turismo que atrae más cada día por la belleza de su fachada que supone unos ingresos económicos muy significativos para Salamanca y, por tanto, para España. La universidad de Salamanca es una referencia en el mundo entero y su octavo centenario, un acontecimiento singular que no podemos dejar pasar sin pena ni gloria. ¿Cómo es posible esta visión tan errática y equivocada de estos magnos acontecimientos? Y la respuesta es clara y contundente: "Porque huele a cristianismo". Y para esta señora y los suyos -que no está sola- lo cristiano debe de ser signo de prehistoria, de mazmorra y atraso y, por ello, desterrado a las catacumbas del silencio. La fe, que ha levantado nuestras catedrales, que ha inspirado a nuestros mejores poetas y escritores, que ha llenado de los mejores óleos nuestro prestigioso Museo del Prado, que ha hecho posible el encuentro con América...es ahora, según parecen decir, una desgracia.
Estamos ya asistiendo a muchas opiniones de este tipo en las que se le ve la oreja al opinante. Por supuesto que todos tenemos derecho a opinar lo que nos parezca, pero creo que nuestras opiniones tienen que tener una cierta consistencia y respeto a los otros que, cada día, apreciamos menos. Porque si nos dedicamos todos a decir disparates vomitivos e inconsistentes como nos venga en gana, no va a quedar títere con cabeza. Y después lo lamentaremos. Hay una especie de persecución solapada en cierta izquierda rancia de nuestros días que, como caspa, se va posando poco a poco en la espalda de nuestra sociedad con la pretensión de que sea vea cada día más aceptable, progresista y hasta decente. Pero la caspa, será siempre caspa.
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