Ahuecada pero no vacía,
agujereada y en espera…,
en espera de ti, de ti y de ti.
De ti que alimentas el pozo,
insuflas el sueño,
inquietas el alma,
lo enciendes con fuego.
Vacía y llena…,
kénosis para Eckhart,
“lo abarcador” en Jaspers,
quizá “el instante” de Ibn Arabí,
Teresa de Ávila, Kierkegaard o Levinas.
Simone Weil lo sitúa entre la gravedad y la gracia,
en medio del sueño y la vigilia según Sor Juana.
Espacios trenzado en ires y venires,
de tensión atenta y alerta,
ausencia en presencia cotidiana,
en lenguaje corporal, pneumático, fenomenológico.
Hueco…, trascendencia…,
energía que arrastra la Nada al Todo,
aglutinante del Uno múltiple, diverso, plural.
Ansia, asombro, pasmo,
sophía innata y nueva
que se abraza y conecta.