Hoy, navegando en el kayak te recuerdo y te dedico cada esfuerzo del trayecto.

Mis pensamientos, en este bello océano Pacífico, recorren palmo a palmo los momentos vividos en el agua junto a ti. Desde remar en Valle de Bravo, en el Mar de Cortés o el gozo y disfrute de las excursiones a nado, snorkeleando o simplemente ejercitando nuestro placer acuático en el club. El agua ha sido nuestra fascinación y en ella hemos encontrado una fuente más de conexión.

Esta mañana el mar está tranquilo, el sol apenas asoma mostrando lo impecable de su luz. Voy remando con cadencia, con mirada fija en la meta y con la resistencia necesaria para avanzar, a la vez que disfrutar del milagro que ofrece el fluir en el agua y la vida plena que se desprende de ella.

El día de hoy especialmente, cada paleteo del remo fue lleno de luz para ti.

Luz para tu próximo viaje a recibir el tratamiento;

luz para la siguiente quimio y PET;

luz para tu dolor de cabeza y dedos del pie;

luz para iluminar tu cansancio, desvelo y desasosiego;

luz para fortalecer la alimentación, musculatura y meditación;

luz para lxs médicxs y enfermerxs que se encuentren contigo;

luz en este navegar por aguas turbulentas,

que la mayoría de las veces no ofrecen respuesta

y luz radiante en los siguientes pasos a dar tras las huellas de Sophía.

Remando voy, y en este movimiento constante, vamos juntas en nueva aventura. Tu cariño y amistad son el motor que impulsa hoy este frágil kayak, que se perdería en la inmensidad del océano si no fuera por la fuerza del remar en tándem como siempre lo hemos hecho y como seguramente seguiremos remando luz, atravesadas por el agua, la sabiduría y el caminar. 

Remando luz, toda la luz para ti hoy.