¿Alguna vez os habéis preguntado por qué hacemos unas determinadas cosas y dejamos otras? me responderéis: por opción y es verdad… Estamos cada momento del día decidiendo, por poco que sea.
Cada uno llevamos un ritmo de vida diferente, a veces impuesto, como el laboral, otros escogidos, como nuestro tiempo libre. Cada uno lo utilizamos según el corazón nos dicta y con ello nos entusiasmamos, nos lanzamos a pesar del cansancio que en momentos determinados podamos arrastrar, porque lo que hacemos nos gusta y lo sentimos desde dentro. Por ello, cogemos nuestro pequeño o gran “arado” personal y “aramos” aunque la tierra sea dura…
¿Qué es lo que hace que tengamos una vida plena aunque sencilla en apariencia? Lo que hace que te “lies” sintiendo de verdad que “la mies es abundante y los obreros pocos”.
Creo que es la fe. Nada es comparable con eso, Dios llama, envía y acompaña y desde ella podemos vivir con esperanza teniendo como “azadón” el amor.
Creo que es un don que cada uno hemos recibido y al que intentamos responder, aunque no siempre con el compromiso y la coherencia que deberíamos, pero vamos caminando y eso es lo importante, seguir caminando a pesar de las dificultades y como bien decía Machado: “Caminante no hay camino, se hace camino al andar”