Que tipo de gafas utilizamos?

Un encuentro fortuito y afortunado puede cambiar nuestra perspectiva de vida en un momento determinado como les pasó a Teresa de Calcuta, Francisco de Asís, Oscar Romero y tantos otros…
“El Señor me condujo entre ellos”, decía Francisco. Fueron los mismos pobres quienes les abrieron los ojos a través de una experiencia tan fuerte que decidieron dar un giro a sus vidas.
Hay un largo camino hasta llegar al encuentro con Jesús en el abrazo con una persona excluida y entender que en ellas Dios se hace presente de manera especial. Mirar con otras gafas de las que estamos acostumbrados no es fácil, traspasar la orilla y sentir en carne propia aquello que atormenta y oprime al otro, situándonos no frente a, sino al lado del otro, a veces nos cuesta.
Cristo quiso asumir en la cruz el sufrimiento de la humanidad para transformarlo en vida y vida en abundancia a través de la resurrección, actitud asumida por muchos hermanos nuestros que decidieron dar su vida hasta el final para otorgar a las personas la dignidad de seres humanos que son y que tienen derecho a ser tratados con todo el amor del mundo.
Si fuéramos capaces de asumir que todos somos hermanos y que nadie es más que nadie, que en este mundo no tienen por qué existir dos orillas, viviríamos en una sociedad totalmente diferente…
Cuántas personas nos salen al encuentro cada día necesitando de esa solidaridad para poder ya no vivir, sino sobrevivir, y nos pasan desapercibidas…
Quizá de vez en cuando sería bueno cambiar de “gafas”, aprender a mirar al otro desde la falda de la montaña y no desde la colina.
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