Jesús colabora con Juan Bautista (79-08-H)

Hoy escribe Antonio Piñero

Anunciábamos el día anterior una cita más amplia del ensayo de nuestro colega Fernando Bermejo sobre Bruno Bauer (en su obra en tres volúmenes Crítica de la historia evangélica de los Sinópticos, Editorial d, Leipzig 1841 + Fr. Otto, Braunschweig 1842, (el tercer volumen):

He aquí el pasaje:


Bauer destacó que Strauss había actuado con el supuesto convencional de que todo lo que parecía contradecir las leyes naturales no podía haber sucedido. Ahora bien, los Evangelios relatan también acontecimientos que no presuponen suceso milagroso alguno, como que existió un hombre llamado Jesús, que vivió en Galilea y que fue crucificado fuera de Jerusalén. Para poder creer en tales informaciones, transmitidas por los mismos documentos que contienen muchos acontecimientos increíbles por extraordinarios, es necesario previamente una valoración crítica de los textos para decidir cuándo son dignos de crédito y cuándo no. Como Strauss omitió esta labor, Bauer comenzó su Crítica de la historia evangélica de los Sinópticos calificando la posición de Strauss como «misteriosa», falta de lógica y aun teñida de religiosidad.

El elemental presupuesto del que parte Bauer es la posibilidad y el deber de clasificar a los Evangelistas en la misma categoría de autores que a Hesíodo o a Homero, de quien Heródoto decía que había creado los dioses griegos; las mismas normas de crítica histórica que nos permiten determinar por ejemplo si las Vidas de los filósofos de Diógenes Laercio relatan correctamente y de manera fidedigna la historia de sus personajes, también se podían aplicar en este caso. Este presupuesto es enteramente elemental, y es el punto de partida de la posición adoptada por Bauer (Bermejo cita las páginas VIss; XVI y XX del vol. I de la Crítica de la historia evangélica de los Sinópticos, de B. Bauer).


Seguimos ahora con el texto de J. A. Pagola.

Opino que nuestro autor tiene razón al afirmar que Jesús no tenía aún, en esos momentos tras el bautismo "un proyecto definido” (p. 75), haciéndose eco del título de una conocida obra de Senén Vidal, Los tres proyectos de Jesús y el cristianismo naciente, Sígueme, 2003, trabajo que me ha parecido interesante, aunque el “tercer proyecto” -que corresponde a la segunda época de la misión de Jesús, cuando toma la decisión de ir a Jerusalén “para instaurar allí el reino mesiánico” (p. 323, Vidal)- me parece un intento menos logrado por parte de Vidal, puesto que acepta en demasía, en mi opinión, el punto de vista de los evangelistas.

Considero muy positiva la valoración -por parte de J. A. Pagola- de una lectura entre líneas de los Sinópticos y de una lectura directa del material que ofrece el Cuarto Evangelio -(1,35-51 [proclamación de Jesús por Juan Bautista como “Cordero de Dios” y vocación de los discípulos; Jesús se autoproclama “Hijo del Hombre”]; 3,22-36; 4,1-2)- para llegar a afirmar que Jesús perteneció al pequeño grupo de los que se sintieron tan impactados por el Bautista, que no retornó a su casa tras el bautismo para seguir con sus labores, sino que se “dedicó a colaborar con el Bautista en servicio de su pueblo (el judío)” (p. 75).

Los dos últimos pasajes evangélicos q menciona Pagola son los siguientes:

Después de esto, se fue Jesús con sus discípulos al país de Judea; y allí se estaba con ellos y bautizaba. 23 Juan también estaba bautizando en Ainón, cerca de Salim, porque había allí mucha agua, y la gente acudía y se bautizaba. 24 Pues todavía Juan no había sido metido en la cárcel. 25 Se suscitó una discusión entre los discípulos de Juan y un judío acerca de la purificación. 26 Fueron, pues, donde Juan y le dijeron: «Rabbí, el que estaba contigo al otro lado del Jordán, aquel de quien diste testimonio, mira, está bautizando y todos se van a él.» (Jn 3,22-26)


Y Jn 4,1-3:

Cuando Jesús se enteró de que había llegado a oídos de los fariseos que él hacía más discípulos y bautizaba más que Juan - 2 aunque no era Jesús mismo el que bautizaba, sino sus discípulos -, 3 abandonó Judea y volvió a Galilea.


De estos pasajes deduce Pagola, y estoy de acuerdo con él, que

“Jesús no sólo acogió el proyecto de Juan, sino que se adhirió al grupo de discípulos y colaboradores […] Probablemente lo ayudó en su actividad bautizadora y lo hizo con entusiasmo” (p. 75).


Y de Jn 4,2 deduce nuestro autor –y de nuevo estoy de acuerdo- que probablemente Jesús no continuó bautizando durante todo su ministerio público.

Seguiremos. Saludos cordiales de Antonio Piñero.

www.antoniopinero.com

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